domingo, 2 de diciembre de 2007

El Futuro

Los libros fidedignos del Hadiz contienen aproximadamente trescientas predicciones. He aquí algunas de ellas:
• Bujari y Muslim relatan de Usama: Un día yo estaba con el Mensajero de Allah sobre el tejado de una casa alta de Medina. Él echó un vistazo a su alrededor y me dijo: “Puedo ver acontecimientos sediciosos y conflictos internos diluviando entre vuestras casas”.[1]
Omar temía que el desorden y la sedición pudieran aparecer en la comunidad musulmana. Un día, durante su califato, Omar preguntó sobre estas amenazas a Huzayfa ibn al-Yemeni a quien el Mensajero había revelado cosas secretas tales como hechos del futuro y quiénes eran los Hipócritas. Él respondió: “No tienes nada que temer. Hay una puerta entre tú y ellos”. Omar preguntó si la puerta se abriría o sería echada abajo. Cuando Huzayfa respondió que la puerta sería derribada Omar exclamó: “Entonces, nunca se cerrará otra vez”. Omar era la puerta entre la Umma y la sedición.[2] Después de que él muriera apuñalado por un traicionero esclavo persa, la comunidad musulmana recibió un golpe mortal. Desde ese día, el mundo musulmán ha sufrido la discordia y la sedición.
• Bujari y Abu David citan a Habbab ibn Arat: Durante los días de sufrimiento y tortura en La Meca, fui a ver al Mensajero de Allah mientras descansaba a la sombra de la Kaba. Yo era todavía un esclavo, y los mequíes me castigaban con severidad. No podía soportarlo más y le pedí que suplicara a Allah su ayuda y salvación. Pero él volvió la mirada hacia mí y me dijo: “Juro por Allah que las comunidades anteriores soportaron mucho más que esto. Obligaron a algunas personas a tenderse en zanjas y luego fueron cortadas por la mitad. Esto no les hizo abandonar su fe. Fueron degollados vivos, pero nunca se hicieron débiles contra el enemigo. Allah perfeccionará esta religión, pero vosotros sois impacientes. Vendrá un día en que una mujer viajará sola desde Sanaa hasta Hadramut y no temerá nada más que a las bestias salvajes. Sin embargo, aún no tenéis paciencia”.
Habbab concluyó: “Juro por Allah que lo que el Mensajero de Allah había predicho ese día se hizo realidad. Fui personalmente testigo de todo ello”.[3]
• Durante su última enfermedad, el Mensajero de Allah llamó a su hija Fátima a la cabecera de su cama. Él le susurró algo al oído, y ella se echó a llorar. Él la llamó otra vez y le susurró algo más. Esta vez ella demostró gran alegría. Aisha, al verlo, le preguntó a Fátima sobre ello. Al principio, Fátima dijo: “Es un secreto que pertenece al Mensajero de Allah”. Pero después de la muerte del Profeta, Fátima le dijo: “La primera vez que dijo que él moriría de aquella enfermedad, me hizo llorar amargamente. Entonces él dijo que yo sería el primer miembro de su familia en reunirse con él después de su muerte, y esto me hizo muy feliz”. El Profeta murió de aquella enfermedad y Fátima se reunió con él tras su muerte seis meses más tarde. La muerte del Mensajero de Allah la emocionó tan profundamente que ella misma expresó su pena en los siguientes versos[4]:
¿Qué necesita más quien ha olido la tierra de la tumba de Muhammad?¿Alguien necesita realmente el olor de algo más?He sido golpeado por infortunios tales,que si hubieran caído sobre los días,se habríanconvertido en noches.
• Como se dice en la mayor parte de los seis libros auténticos del Hadiz, un día el Mensajero de Allah, cuando estaba sobre el púlpito abrazó a su nieto Hasan y declaró: “Este hijo mío es noble. Espero que Allah reúna a su alrededor a dos grandes anfitriones de los musulmanes”.[5] Hasan sí era una persona noble. Aproximadamente treinta y cinco años después de esta predicción, renunció al califato en favor de Muawiya, demostrando así la veracidad de su noble abuelo.
• Un día el Mensajero puso su mano sobre la cabeza de Abdallah ibn Busr y dijo: “Este muchacho vivirá cien años, y estas verrugas de su cara desaparecerán”.[6] Abdallah vivió cien años y murió sin verrugas en la cara.
Como queda referido en casi todos los libros del Hadiz y de la biografía del Profeta, los musulmanes hicieron una zanja alrededor de Medina durante la Batalla de la Zanja. El Profeta participó en este trabajo y de vez en cuando rogaba para levantar la moral a sus Compañeros: “¡Oh Allah! La verdadera vida es la vida del Más Allá, así que perdona a los Ayudantes y los Muhayirun-los Ayudantes y los Emigrantes-”.[7] Sus Compañeros respondían con entusiasmo: “¡Oh Allah! Si no existieran Tu ayuda y Tu gracia, no podríamos encontrar el Camino Recto, pagar el zakat y hacer el salat. ¡Envíanos serenidad y haznos mantenernos firmes si nos encontramos con el enemigo!”[8]
Mientras hacían la zanja, una roca enorme quedó al descubierto. Los Compañeros no pudieron quitarla y llamaron al Mensajero de Allah. Él vino con una palanca y una piqueta y empezó a romperla. Cada golpe produjo una chispa y por la inspiración de Allah, predijo una conquista futura: “Me han sido dadas las llaves de Bizancio; otorgadas me han sido las llaves de Persia; también me han sido concedidas las llaves de Yemen”[9] y siguió así. Veinte años más tarde Persia y grandes extensiones del Imperio Bizantino pasaron a manos de los musulmanes, gracias al brillante liderazgo de Jalid ibn Walid y Sad ibn Abi Waqqas. Bizancio fue conquistado después por el gobernante otomano Sultán Mehmet el Conquistador.
• Adiy ibn Jatam relata: “Un día, la gente se quejaba de la pobreza, de la privación y de los peligrosos caminos del desierto en la presencia del Mensajero de Allah”. Él contestó: “Vendrá un día en el que una mujer viajará sola desde Sanaa hasta Hadramut y sólo temerá a Allah. Vendrá un día y los tesoros de Kisra serán distribuidos entre vosotros. Vendrá un día en que la gente buscará a alguien para pagar el zakat, pero no servirá de nada”. Cuando él predijo esto, los miembros de la tribu Tayy solían atacar a los viajeros y Persia vivía sus días más esplendorosos. Sin embargo, he sido testigo de que los dos primeros se hicieron realidad y espero que el tercero también resulte serlo.[10]
Adiy no pudo vivir bastante para ver que la tercera predicción también se hizo realidad. Sin embargo, un poco después de su muerte, durante el califato de Omar ibn Abd al-Aziz la gente se enriqueció de tal manera que no se podía encontrar a nadie para ofrecerle el zakat en todas las tierras del estado musulmán. Su estándar de vida era muy alto y no había desequilibrio en la distribución de la riqueza.
• Mientras la Mezquita del Profeta se construía en Medina, todo el mundo, incluso el Mensajero de Allah, trabajaba para completarla lo más rápidamente posible. Unos moldeaban ladrillos secados al sol, y otros los transportaban al lugar de la construcción. Mientras tanto, Ammar ibn Yasir, uno de los primeros musulmanes, se acercó al Mensajero de Allah y, probablemente para despertar su amor y afecto, dijo: “¡Mensajero de Allah! Han cargado sobre mí dos ladrillos secados al sol”. El Mensajero de Allah sonrió y frotando el polvo de la cara de Ammar, le dijo que él sería martirizado: “¡Es una lástima!-¡Buenas nuevas para ti!, según otra versión-”, “¡Ammar! Un grupo rebelde te matará”.[11] Ammar fue martirizado aproximad­amente cuarenta años más tarde en la Batalla de Siffin por los seguidores de Muawiya.
• El Mensajero de Allah distribuía el botín de una guerra cuando un hombre de rasgos mongoles le pidió ser justo en la distribución. A esta impertinencia, el Mensajero de Allah preguntó: “¿Quién más mostrará justicia si yo no soy justo? Si no muestro justicia, entonces me he perdido y me he malogrado”. Según otra versión, él dijo: “Si no soy justo, entonces,-siguiendo mi ejemplo-vosotros-la gente-estáis perdidos y envilecidos”.[12]
Omar estaba furioso con este hombre, y exigió que el Mensajero del Allah le permitiera “cortar la cabeza de este hipócrita”. Pero el Mensajero sólo dijo: “En el futuro, aparecerá un grupo con caras redondeadas, de ojos almendrados, y narices chatas-como este hombre-. Ellos recitarán tanto el Corán que, al comparar su recitación con la vuestra, la vuestra os parecerá peor. Sin embargo, lo que ellos recitan no les hará mella. Dejarán la religión como sale una flecha de un Arca. Habrá, además, un lunar grande en el brazo de uno de ellos”. [13]
Los años pasaron, y apareció un grupo llamado los jariyíes. Teniendo estas mismas características, y basándose en una interpretación equivocada del Corán, se rebelaron. El Califa Ali los encontró y derrotó en Nahrawan. Un cadáver con un un lunar grande en el brazo fue recogido por Ali. Este acontecimiento, además de la confirmación de la veracidad y Profecía del Profeta Muhammad, cumplió otra predicción: “¡Ali! He luchado por la transmisión del Corán; tú lucharás contra su mala interpretación”. [14]
• Un día el Mensajero de Allah dormía en casa de Umm Haram, su tía adoptiva. Él se despertó sonriendo. Umm Haram preguntó por qué estaba tan contento, y él contestó: “Soñé que, como reyes sentados sobre tronos, un grupo de musulmanes se embarcaba y marchaba a la guerra”. Umm Haram le pidió rogar para que ella fuera incluida en este grupo. Él rogó, y dijo: “Tú estarás entre ellos”. [15] Los años pasaron. Durante el califato de Muawiya, los musulmanes hicieron la guerra a Chipre. Umm Haram estaba en el ejército acompañando a su marido Ubada ibn Samit. Ella murió allí, y su tumba es visitada desde entonces.

[1] Bujari, “Fada’il al-Medina,” 8; Muslim, “Fitan,” 9.
[2] Bujari, “Sawm” 3; Muslim, “Fitan,” 27.
[3] Bujari, “Manaqib” 22; Abu David, “Yihad” 97.
[4] Ibn Maya, “Yana’iz,” 65; Muslim “Fada’il al-Sahaba,” 15; Ibn Hanbal, 3:197. Bujari, “Maghazi” 83; Zahabi, “Siyer-u A’lami’n Nubela,” 2:134.
[5] Bujari, “Sulh” 9; Ibn Hanbal, 5:49.
[6] Hayzami, Al-Mayma’ al Zawa’id, 9:404-5.
[7] Bujari, “Manaqib al-Ayudantes” 39; Muslim, “Yihad” 127.
[8] Bujari, “Maghazi” 29; Muslim, “Yihad” 123-125.
[9] Ibn Kazir, Al-Bidaya, 4:116; Ibn Hanbal, 4:303; Ibn Hisham, Sira, 3:230.
[10] Bujari, “Manaqib” 22.
[11] Bujari, “Salat” 63; Muslim, “Fitan,” 70, 72, 73; Ibn Hanbal, 12:161,164.
[12] Bujari,”Adab” 95; Muslim, “Zakat” 142; Ibn Hanbal, 3:56.
[13] Bujari,”Adab” 95; Muslim, “Zakat” 142; Ibn Hanbal, 1:356.
[14] Ibn Hanbal, 3:82.
[15] Bujari,”Yihad” 3:8; Muslim, “Imara” 160-61.

El futuro lejano

• Una vez el Mensajero del Allah declaró: “Cuando el Último día se acerque, aparecerá el pueblo de Kantura. Ellos serán de caras redondeadas, de ojos almendrados, y de narices chatas”.[1] Tradicionalmente se piensa que esta descripción encaja con los mongoles y algunos jariyíes. El Mensajero de Allah predijo la invasión por parte de las huestes mogoles y la desaparición de la maravillosa civilización islámica de Al Andalus, en España, dos de las más trágicas calamidades acontecidas al mundo musulmán. El Profeta siempre se refería al destino de la gente, y así usó tales predicciones para advertir a los musulmanes que la desviación del Camino Recto traería la calamidad. Allah usa a los malhechores y los opresores para castigar y corregir a Sus siervos, y luego acaba con los opresores.
• El Mensajero de Allah visionó la conquista de Constantinopla-el ac­tual Estambul-: “Seguramente, Constantinopla será conquistado. ¡Qué magno es el comandante que lo conquistará, y qué grandioso es su ejér­cito!”[2] Esperando ser objeto de alabanza del Profeta, desde los tiempos de Muawiya los gobernantes y comandantes musulmanes trataron de conquistar esta ciudad. Durante una campaña, Abu Ayyub al-Ansari, el Compañero noble, fue martirizado y enterrado cerca de las murallas.
Constantinopla finalmente fue conquistada por el soberano otomano Mehmed el Conquistador. Al lado de este gran comandante y estadista, sus dos amigos de la escuela Hasan de Ulubat y Qadi Jidr Chalabi, así como su profesor Akshamsaddin, fueron también símbolos de esta conquista. Uno de ellos pertenecía el ejército, y los otros dos estaban en los departamentos de educación religiosa y científica. El rezo y la alabanza del Mensajero de Allah abarcaran a todos ellos.
• El Mensajero de Allah predijo y explicó los motivos principales de la destrucción del Estado Otomano y la condición del mundo musul­mán después de la Primera Guerra Mundial: “Las naciones se llamarán una a la otra, como la gente se invita a una comida, para hacer un ataque concertado contra vosotros”. Alguien preguntó: “¿Pasará esto porque habrá pocos de los nuestros?” El Mensajero de Allah contestó: “No, vuestro número será enorme, pero vosotros os veréis tan impotentes como las astillas de madera o la paja llevadas por una inundación. Allah eliminará el miedo que sentían hacia vosotros vuestros enemigos e instau­rará en vosotros un miedo a la muerte y un amor al mundo”. [3]
La predicción, que se hizo la realidad durante la Primera Guerra Mundial, también describe nuestra situación actual. Estamos divididos en muchas facciones, mientras nuestros enemigos tratan de unir sus esfuerzos en intereses mutuos. En el pasado, ellos tuvieron miedo de nosotros porque veíamos la tumba como una rosaleda, algo para entrar con mucha ilusión. Pero ahora, estamos tan atados a este mundo que hacemos todo lo posible para escapar de la muerte, aunque sepamos que es imposible. También hemos sido objeto de muchas traiciones. Uzman y Ali fueron víctimas de la traición, y el magnífico Estado Otomano se convirtió en un gran banquete para los pueblos carnívoros del mundo y experimentó innumerables traiciones por parte de naciones tan prósperas y pacíficas que antes habían llegado a estar bajo el dominio del Imperio otomano.
• El Mensajero de Allah predijo el auge del comunismo en un hadiz relatado por Ibn Omar. Mirando hacia el Este, él dijo: “¡Tened cuidado! La anarquía y la subversión aparecerán en aquella dirección, desde donde la era satánica comenzará”.[4] La era satánica, construida sobre el ateísmo y el hedonismo, es la antítesis de la era Profética, basada en la fe en y la devoción por Allah. El comunismo, el resultado ilegal del capitalismo, defiende la hostilidad a la religión, a la piedad, y a todos los valores morales y tradicionales. En otro hadiz, el Mensajero de Allah predijo que el comunismo se levantaría como “un viento rojo”.
• Una vez, el Mensajero de Allah declaró: “El Éufrates se secará pro­bablemente, destapando un tesoro-una montaña, en otra versión-de oro bajo su cauce. Quienquiera de vosotros que lo atestigüe debería abstenerse de coger nada”.[5] Este hadiz se refiere a la gran guerra que se espera que ocurra por el Éufrates. Aunque este río ha visto muchas guerras, entre ellas la guerra de Irán-Iraq, este hadiz señala al mayor uso de la violencia en el futuro. También podemos tomar el hadiz figuradamente. Por ejemplo, el petróleo es conocido como “el oro negro”. O tal vez el agua se hará tan valiosa como el oro y causará guerras regionales o incluso internacionales. Tal vez el ingreso obtenido de las presas realizadas en este río llamará la atención internacional y causará grandes guerras. En cualquier caso, el Mensajero de Allah advirtió que la región del Éufrates se parece a la dinamita en el corazón del mundo musulmán.
• El Mensajero de Allah afirmó que el cristianismo sería purificado de sus elementos paganos, prestados y se uniría al Islam, así reforzará la Religión Divina.[6] Esto será un hito en la historia de la humanidad, y los creyentes, cuando ellos sean apresados por sus enemigos, derrotarán y destruirán a los representantes globales de la incredulidad.
• El Mensajero de Allah predijo que la reforma agrícola y el desarrollo en ciencia y tecnología permitirían a los agricultores producir una granada que sería suficiente para veinte personas, y que su cáscara proporcionaría sombra a la gente. Él también profetizó que el trigo producido en una parcela del tamaño de un balcón de una casa sería bastante para sustentar una familia durante un año.[7] Con el advenimiento de la biotecnología y la manipulación genética, probablemente tales maravillas no sean lejanas en el futuro.
• En otro hadiz, el Mensajero de Allah describe el final de los tiempos: “Antes del día del Juicio Final, la gente se lo pensará dos veces antes de saludar a los otros-se refiere a saludar sólo a unos-, habrá una gran demanda del comercio y las esposas ayudarán a sus maridos en ello, los padres y los parientes ya no serán tan visitados, las falsas pruebas y los falsos testimonios sustituirán a la verdad, y la escritura tendrá prominencia”. [8]
Todo esto se ha hecho realidad. Hoy, el comercio es el modo preferido de ganarse la vida, y las mujeres son explotadas para anunciar distintos productos y servicios, y para atraer a los clientes. Los derechos de padres y parientes ya no son más considerados y, una vez que ellos se hacen viejos y necesitan más atención y afecto, muchas veces son dejados en las residencias de ancianos u hogares de ancianos. El poder de la prensa moderna es incuestionable, y la mentira está ahora tan extendida que pocas personas pueden oponerse a ella. Esto es cierto a todos los niveles, desde las mentiras comerciales hasta el falso testimonio en los pleitos.
• En un hadiz qudsi[9], el Profeta relata de Allah: “Al final de los tiempos haré que el conocimiento sea obtenido por cada uno, hombres y mujeres, esclavos y libres, y viejos y jóvenes”.[10] La educación está ahora abierta a casi todo el mundo por las escuelas, las universidades, y los medios de comunicación. Muchos intelectuales y los científicos dicen que ya vivimos en la Era de la Información.
• En otro hadiz auténtico, el Mensajero de Allah declara: “El Último Día no vendrá hasta que el Corán sea una causa de vergüenza y el Islam se quede sin un grupo poderoso para apoyarlo”[11]. Hemos visto que esta predicción se hace realidad. Durante casi un siglo, los musulmanes han sido perseguidos hasta en sus propias tierras. Mientras los ateos y los incrédulos han declarado abiertamente su incredulidad en todas partes, el Islam ha sido objetivo de asalto verbal, escrito, e incluso físico. Los musulmanes se han visto obligados a ocultar su creencia, y han estado demasiado avergonzados de declarar abiertamente su creencia.
• El Mensajero predijo el desarrollo de las telecomunicaciónes y los medios de transporte. El hadiz mencionado más arriba sigue: “La Hora no vendrá hasta que las distancias de tiempo y espacio disminuyan”. He traducido la palabra taqarub como “disminuir”[12]. Esto implica que antes del Día del Juicio Final, las cosas que antes se tardaban mucho en realizar serán posibles hacerlas en un tiempo muy corto.
Este hadiz, además de la predicción de los modernos medios de transporte y telecomunicaciónes, añade que el tiempo es relativo. La Tierra toma paulatinamente una forma elíptica. Este puede causar algunos cambios en la división y el cálculo del tiempo. En cuanto a la relatividad del tiempo, esto también se nombra en el hadiz, sabemos que el tiempo se diferencia en algunos aspectos (p.ej. la división, la longitud, el cálculo y la velocidad de su paso por o alrededor de cada esfera o planeta). Si la humanidad logra dejar este sistema solar, la concepción del tiempo se cambiará completamente. Así, en pocas palabras, el Mensajero de Allah hace varias predicciones, algunas de las cuales se han realizado ya, y también alude a varios hechos científicos.
El Mensajero de Allah también predijo: “Llegará un tiempo en el que casi todo el mundo comerá de la usura, hasta tal punto que aquellos que se abstengan de ello serán expuestos a su ‘polvo’”.[13] El Mensajero de Allah señala dos hechos importantes:
• Un tiempo vendrá en que todas las transacciones formales supondrán interés. Nadie será capaz de evitarlo completamente. Sin embargo, a aquellos que no firmen transacciones basadas en el interés no se les responsabilizará de éstas si lo hacen involuntariamente, siempre y cuando ellos hagan todo lo posible por abstenerse de la usura.
• El Mensajero de Allah puede haber indicado con “ser expuesto a su polvo” que una clase capitalista surgiría y aumentaría su riqueza por el interés. Esto conduciría gradualmente a la clase obrera a una pobreza más y más profunda, que resultara en una guerra de clases directa e implacable.
Todas estas predicciones se han hecho realidad. Es muy trágico que los países musulmanes estén en un estado tan penoso y degenerado porque, entre otras cosas, ellos se ahogan en un pantano de interés a pesar de la advertencia coránica que revela que alguien implicado en transacciones a base de interés debe saber “que Allah y Su Mensajero os han declarado guerra” (2:279). Si los musulmanes hubieran sido conscientes de tales declaraciones coránicas, no estarían en una posición tan miserable en estos momentos.
• En el siguiente hadiz auténtico, el Mensajero de Allah señala otro aspecto del triste estado actual del mundo musulmán: “Vendrá un tiempo en que los creyentes se oculten como los hipócritas hacen entre vosotros hoy”.[14] En la época del Profeta, los hipócritas solían ocultarse haciendo los movimientos externos de los rituales religiosos. Según este hadiz, los musulmanes tratarán de ocultarse, practicar sus obligaciones religiosas en secreto. La misma situación fue descrita en otro hadiz: “Levantarán calumnias, la sedición y la desviación. Practicar los rezos prescritos será deshonra para un musulmán, tal como una mujer es deshonrada hoy debido a la fornicación”.
• En otra narración, el Mensajero de Allah predijo que el petróleo sería descubierto en Taleqan-Irán-: “¡Buenas nuevas a Taleqan! Los tesoros de Allah están allí, pero no de oro ni de plata”.[15] En el pasado, un tesoro significaba oro y plata. Por esta razón, el Mensajero de Allah enfatizó que los tesoros de Taleqan sería algo más. Lo que viene a la memoria primero hoy cuando se habla de un tesoro es el petróleo. Sin embargo, él podría haber implicado los recursos del uranio o de los diamantes. Si ésta es la cuestión, la predicción se ha realizado, ya que tales recursos han sido descubiertos alrededor de Taleqan.
• “Vosotros seguiréis los pasos de aquellos que os precedieron tan de cerca que, si por ejemplo, ellos metieran sus cabezas en una madriguera de lagarto, vosotros haríais lo mismo”. Los Compañeros le preguntaron si con “aquellos que os precedieron” se refería a los judíos y los cristianos, y él contestó: “¿A quién más podría ser?”[16] Los musulmanes han estado sufriendo de una crisis de identidad durante dos siglos. Ellos son imitadores ciegos del Oeste y se han envuelto en vicios que destruyeron todas las civilizaciones anteriores.

[1] Bujari,”Yihad” 95-96; Abu David, “Malahim” 10; Ibn Maja, “Fitan” 36; Ibn Hanbal, 5:40-45.

[2] Hakim, “Mustadrak” 4:422; Ibn Hanbal, 4:335.
[3] Abu David, “Malahim” 10; Ibn Hanbal, 5:278.
[4] Bujari, “Fitan” 16; Muslim, “Fitan” 45; Ibn Hanbal, 2:50, 72.
[5] Bujari, “Fitan” 24; Muslim, “Fitan” 30; Abu David, “Malahim” 12:13.
[6] Mualim, “Iman” 244-47.
[7] Muslim, “Fitan” 110; Tirmizi, “Fitan,” 59; Ibn Hanbal, 4:182.
[8] Ibn Hanbal, 1:407-8; Hakim, Mustadrak, 4; 98, 448.
[9] Aquellas palabras de Allah dichas por el Profeta que no forman parte de la revelación del Corán, pero que tienen más fuerza incluso que los hadices normales.
[10] Darimi, Muqaddima, 27.
[11] Hindi, Kanz al-’Ummal, 14:244.
[12] Al-Haysami, Mayma al-Zavaid, 7:324.
[13] Ibn Maya, “Tiyara,” 58; Ibn Hanbal, 2:494; Nasa’i, “Buyu‘,” 2.
[14] Hindi, Kanz al-’’Ummal, 11:176.
[15] Ibid., 14:591.
[16] Muslim, “Ilm” 6; Bujari, “Anbiya” 50.

El Desarrollo Científico

El Mensajero de Allah también predijo acerca de varios desarrollos científicos, algunos de los cuales ya se han realizado. De muchos ejemplos que tenemos constancia, citaré sólo unos cuantos para ilustrar su exactitud en este campo.
• Como ha sido relatado por Bujari, el Mensajero de Allah declaró: “Allah no envió una enfermedad para la cual Él no destinara una cura”[1]. Este hadiz, además de la declaración de que cada enfermedad es curable, es la declaración más completa que anima a la investigación médica. En otro hadiz, el Mensajero declara que “hay una cura para cada enfermedad”.[2]
Otra versión nos dice: “No os descuidéis al tratar vuestras enfermedades, ya que Allah no envía una enfermedad para la cual no haya mandado también una cura. La única excepción es la vejez”.[3] La humanidad puede descubrir una cura para cada enfermedad, pero nunca será capaz de detener nuestro viaje del mundo espiritual al mundo material y luego al Paraíso o al Infierno según las etapas del embrión, la infancia, la niñez, la juventud, la vejez, la tumba, y la Resurrección. El Profeta nos anima a aprender a curar las enfermedades, a la vez que nos advierte también de no descuidarnos los preparativos para el siguiente mundo.
Allah nos anima a perseguir el conocimiento científico relatando los milagros de los primeros profetas. Esto guía la atención de los científicos y así muestra los límites de sus aspiraciones. Él indica que podemos curarlo todo menos la muerte permitiéndosele a Jesús el milagro único de resucitar los muertos.
La historia del bastón de Moisés nos muestra que podemos utilizar cosas inanimadas para varios usos, como obtener agua del subsuelo usando cosas simples tales como una barrena que haga de taladradora. Sin embargo, nunca lograremos que de una roca mane agua abundante golpeándola con un bastón, o convertir una vara en serpiente, todo esto hecho por Moisés.
El Corán es el mayor milagro del Profeta Muhammad, y marca las cotas más altas que la humanidad puede alcanzar por su estilo literario y elocuencia. Esto también implica que la escritura y la oratoria tendrán importancia mayor hacia el final de los tiempos. Los Profetas ponen ejemplos y nos muestran los límites a los que podemos llegar en el progreso material y espiritual.
• El Mensajero aconsejó la cuarentena para contener los brotes de enfermedades contagiosas: “Si vosotros oís que hay peste en un lugar, no entréis ahí; si dicha peste aparece donde vosotros estáis, no escapéis para evitarla”.[4] Según Ahmad ibn Hanbal: “¡Manteneos lejos del leproso como lo haríais de un león!”.[5] En este hadiz, el Mensajero de Allah aconseja que nos protejamos contra la lepra. La cuarentena es otra vez sugerida aquí como un modo de prevenir la extensión de la lepra.
• El Imán Muslim relata en su Sahih que el Mensajero de Allah declaró: “Si un perro lame tu plato, límpialo siete veces: la primera vez con tierra y las otras seis con agua”.[6] Este hadiz contiene los siguientes principios médicos relacionados con las bacterias:
Los perros pueden llevar gérmenes de ciertas enfermedades que pueden ser contagiadas a la gente. Este hecho fue descubierto recientemente por los científicos.
La saliva y el excremento de un perro puede contener sustancias que pueden dañar a la salud de una persona.En la época del Profeta, la desinfección y la esterilización eran desconocidas. Sin embargo, el Mensajero de Allah recomienda que un plato lamido por un perro sea limpiado con tierra. Hoy sabemos que la tierra es un antiséptico bueno que contiene sustancias tales como tetraciclina.
En otro hadiz acerca de los perros, el Mensajero de Allah expresa un principio fundamental de la ecología: “Si los perros no fueran una comunidad aparte, yo ordenaría su sacrificio”[7]. Este implica que cada especie es un elemento indispensable en el equilibrio ecológico.
• Como aparece relatado en Sahih al-Tirmizi y Sunan Abu David, el Mensajero de Allah declaró: “Los beneficios de los alimentos están en la higiene antes y después de comer”.[8] Este hadiz enfatiza la importancia de la limpieza. Cuando usamos nuestras manos, los gérmenes se acumulan y pueden ser eliminados sólo lavándolas. En otro hadiz, él nos aconseja que nos lavemos las manos después de despertarnos ya que “Vosotros no sabéis qué habéis tocado mientras dormíais”.[9] En la época de la que hablamos esto era una novedad pues no se sabía nada de los microbios.
• Como testimonian más de 40 Compañeros en seis de los más auténticos libros del hadiz, el Mensajero de Allah estableció el principio del cuidado dental: “Si esto no fuera demasiado para la comunidad, les mandaría que limpiaran los dientes con miswak-un palillo de dientes-antes de cada uno de los cinco rezos diarios”.[10] La higiene dental es de gran importancia no solamente para nuestros dientes, sino para nuestro cuerpo entero. El Mensajero de Allah siguió esta práctica por lo que nosotros deberíamos hacerlo de la misma manera.
• Con relación a la salud y la digestión, el Mensajero de Allah recomendó: “En la comida, reservad un tercio de vuestro estómago al alimento, otro tercio para el agua, y dejad el último vacío.Aquello que desagrada a Allah es un estómago lleno”.[11] En otro hadiz similar, él dijo: “Lo que temo acerca de mi comunidad es un estómago grande, dormir mucho, la ociosidad, y la carencia de certeza”.[12]
• Todos los puntos mencionados aquí son la causa o el resultado del otro. Aquellos que son ociosos y descuidados, quienes no practican el autocontrol y la autocrítica, tienen tendencia a engordar. Esto hace que ellos coman cada vez más. Un estómago lleno anima al sueño, y la persona comienza a dormir durante períodos más largos de tiempo. La gente que es ahora adicta a comer demasiado y dormir excesivamente, nunca será capaz de adquirir la certeza y la profunda convicción en el Islam. Éste es actualmente el problema de la mayoría de la gente.
• Otro hadiz acerca de la salud reza como sigue: “Tratad vuestros ojos con kohl[13], ya que ello nutre los ojos y las pestañas”.[14] Muchas autoridades médicas declaran que dicha sustancia hace exactamente esto. Otro remedio recomendado por el Profeta y útil para la salud con efectos antibióticos y dermatológicos, es la alheña[15] por ser mejor que sustancias antisépticas tales como la tintura de yodo.
• Bujari relata, tomando como fuente a Abu Hurayra, que una vez el Mensajero de Allah dijo: “Una semilla de comino negro contiene curas para todas las enfermedades, excepto la muerte”.[16] Este hadiz contiene muchas verdades relacionadas con la terapia. Un enfermo necesita, en particular durante la convalecencia, comidas que son ricas en proteínas, calorías, y vitaminas fácilmente digestibles. Las investigaciones científicas han mostrado recientemente que todas estas propiedades se encuentran en el comino.
• Bujari, repitiendo las palabras del Mensajero de Allah, nos llama poderosamente la atención sobre aspectos científicos que en aquella época serían imposibles de conocer tales como el hecho de que en las alas de las moscas se encuentra tanto un veneno como su antídoto, aconsejando que en el supuesto de encontrar una mosca en alguno de los alimentos que vayamos a consumir, la sumerjamos completamente en la comida para asegurarnos de que la sustancia nociva que contiene una de sus alas queda contrarrestada por el antídoto que porta la otra. Este es un descubrimiento médico muy reciente.
• Aisha relató una vez que Fátima bint Abu Khubash preguntó al Mensajero de Allah: “¡Oh, Mensajero de Allah! Observo que hace unos días que sangro, ¿debería abandonar por ello los rezos prescritos?” Él contestó: “No, no lo hagas, ya que lo tuyo no es el flujo menstrual sino una hemorragia”.[17] Si no fuera por la Revelación, ¿cómo podría él haber distinguido entre una hemorragia normal y el flujo menstrual? ¿Cómo podría él haber sabido que el sangrado menstrual es un tipo de hemorragia?
Tariq ibn Suwayd relata: “Yo solía sufrir una enfermedad y tomé alcohol como remedio. Cuando el alcohol se prohibió, le pregunté al Mensajero de Allah si podría seguir usándolo. Él me respondió: ‘No, el alcohol para ti no es un remedio sino la enfermedad misma’”.[18] Los científicos ahora están de acuerdo en que incluso una gota del alcohol es perjudicial para la salud física y espiritual del ser humano.
• El Mensajero de Allah explicó diez puntos que son intrínsecamente necesarios para los hombres y por lo tanto transmitidos por los Profetas. La circuncisión es uno de ellos.[19] Hoy, los científicos admiten que el prepucio de un hombre está expuesto a infecciones, pudiendo ser causa directa del cáncer. En consecuencia, millones de personas son circuncidadas en Europa y América.
Estamos convencidos de que el Occidente un día reconocerá la verdad del Islam, y que la predicción hecha a principios del siglo XX por Said Nursi se realizará: “El Estado Otomano está embarazado de uno Occidental al igual que el Occidente lo está del Estado Islámico. Ambos darán a luz el fruto de su interior”.[20]
Hemos explicado hasta ahora la veracidad de los Profetas, enfatizando la del Profeta Muhammad. Como queda mencionado, todas las cosas predichas por un Profeta finalmente se realizan, ya que ellos nunca mintieron. Vinieron para dirigirnos al Camino Recto y conducirnos al Paraíso. Si ellos hubieran mentido una sola vez, no habrían podido dirigir a nadie a la verdad. Sin embargo su veracidad, sobre todo la del Profeta Muhammad, será tan evidente como el sol divino en el Más Allá, donde la gente ve todo exactamente como es. Allí, se contrastarán todas las buenas nuevas que ellos anunciaron sobre la otra vida: la Resurrección, el Lugar y el Día del Juicio Final, el Puente de Sirat[21], el Paraíso y el Infierno.

[1] Bujari, “Tib” 1.
[2] Abu David, “Tib” 10; Muslim, “Salam” 69.
[3] Tirmizi, “Tib” 2; Ibn Maja, “Tib” 1; Ibn Hanbal, 4:278.
[4] Bujari, “Tib” 30; Muslim, “Salam” 98.
[5] Bujari, “Tib” 19; Ibn Hanbal, 2:443.
[6] Muslim, “Tahara,” 91.
[7] Abu David, “Adahi,” 21; Ibn Maja, “Sayd,” 2: Ibn Hanbal, 4:85.
[8] Abu David, “At’ima,” 11; Tirmizi, “At’ima,” 39; Ibn Hanbal, 5:441.
[9] Muslim, “Tahara” 87; Abu David, “Tahara” 49; Tirmizi, “Tahara” 19.
[10] Bujari, “Yumu’a,” 8; Muslim, “Tahara” 42; Abu David, “Tahara” 25; Tirmizi, “Tahara” 18; Nasa’i “Tahara,” 6; Ibn Maja “Tahara” 7; Ibn Hanbal, 1:80.
[11] Tirmizi, “Zuhd” 47; Ibn Hanbal, 4:132.
[12] Muttaqi al-Hindi, Kanz al-’Ummal, 3:460.
[13] Es el término usado en inglés para una sustancia utilizada desde antiguo en los países árabes. Sus efectos curatorios están comprobados.
[14] Abu David, “Tib” 14; Tirmizi, “Tib” 9.
[15] Ibn Maja, “Tib”29; Tirmizi, “Tib” 13.
[16] Bujari, “Tib” 7; Muslim, “Salam” 88.
[17] Bujari, “Wudu,” 63; Muslim, “Hayd,” 62; Abu David, “Tahara” 109.
[18] Muslim, “Ashriba,” 12; Ibn Maja, “Tib” 27.
[19] Muslim, “Tahara”49; Abu David, “Tahara” 27.
[20] Said Nursi, Tarihcha-i Hayat (Biografía), 56.
[21] Dicho puente será pasado por aquellos que superen favorablemente el Juicio Final (nota del traductor).

La Honradez

El segundo atributo de la Profecía es amana, una palabra árabe que significa honradez y se deriva de la misma raíz que mumin-creyente-. Ser un creyente implica ser una persona de confianza. Todos los Profetas eran los mejores creyentes y por lo tanto ejemplos perfectos de honradez. Para enfatizar este principio, Allah resume las historias de cinco Profetas usando las mismas palabras:
El pueblo de Noé renegó de los enviados. Cuando su hermano Noé les dijo: ¿Es que no vais a temer a Allah? Tenéis en mí a un enviado digno de confianza (26:105-7).
Sustituid el nombre Noé por aquellos de Hud, Lut, Shuayb y Salih, y tendréis una versión resumida de la honradez de estos cinco Profetas.
Mumin es también un Nombre Divino, ya que Allah es el Verdadero Mumin, la fuente de seguridad y fiabilidad. Depo­sitamos nuestra confianza en Él. El Todopoderoso distinguió a los Profetas por su honradez, y nuestra conexión con Él gracias a los Pro­fetas está basada completamente en su honradez y fiabilidad.
La honradez también es una cualidad esencial del Arcángel Gabriel. El Corán describe a Gabriel como uno que obedeció y fue digno de confianza (81:21). Recibimos el Corán por dos Mensajeros dotados de esta cualidad: el Arcángel Gabriel y el Profeta Muhammad. El primero lo transmitió, el segundo nos lo relató.
La honradez del Mensajero de Allah. Para todas las criaturas de Allah el Profeta Muhammad era totalmemente digno de confianza. Él era leal y nunca engañó a nadie.
Allah eligió al Mensajero por su honradez de modo que él se dedicara en exclusiva a la transmisión sincera del Mensaje. Él se dedicó tanto a su deber que repetía los versículos mientras Gabriel se los recitaba. Allah finalmente le reveló:
No te apresures en repetir lo revelado para no olvidarlo. A Nosotros nos corresponde la tarea de asentarlo en tu corazón y hacerte capaz de recitarlo. Lo único que has de hacer es seguir la recitación. Por nuestra parte seremos Nosotros quien lo expliquemos (75:16-19).
Como el Corán le fue dado como una responsabilidad, lo comunicó a la gente de la mejor manera posible. Dedicó su vida a esta causa sagrada, constantemente consciente de su responsabilidad. En el último año de su vida, cuando daba el sermón de la Peregrinación de Despedida en el Monte de Arafat, repitió los Mandamientos de Allah una vez más. Al final de cada frase, dijo a la gente: “En un futuro cercano, os preguntarán sobre mí”. Luego el Mensajero quiso saber si les había transmitido el Mensaje con propiedad y ellos respondían con gran entusiasmo: “¡Sí, así ha sido!” Entonces el Profeta le pidió a Allah que fuera testigo de estas palabras.[1]
Acontecimientos específicos que demuestran la honradez del Mensajero. El Mensajero de Allah nunca pensó ocultar ni una sola palabra del Corán. En realidad, leemos en el Corán unas cuantas leves amonestaciones divinas por algunas de sus acciones. Si él lo hubiera escrito, como unos equivocadamente defienden, ¿por qué habría incluido tales versículos?
El Profeta fue enviado a una sociedad primitiva caracterizada por costumbres que contradecían la razón así como las verdades sociológicas y científicas. Por ejemplo, en aquella cultura los niños adoptados tenían el mismo estado legal que los naturales, un hombre no podía casarse legalmente con la viuda o la ex-esposa de su hijo adoptivo. Esta práctica se abolió, ya que la adopción no crea una relación comparable a la que mantiene alguien con sus propios padres biológicos. Allah solucionó este problema, como siempre, por medio de las vivencias del Mensajero para separar una ficción legal de una realidad natural y establecer una nueva ley y costumbre.
Zayd, un esclavo negro emancipado y criado del Mensajero de Allah, era también su hijo adoptivo. A petición del Profeta, Zayd se casó con Zaynab bint Yahsh. Sin embargo, pronto quedo manifiesto que el matrimonio no duraría mucho tiempo. Admitiendo que él era espiritualmente e intelectualmente inferior a su esposa, Zayd pensó que sería mejor para él divorciarse. Al final, el Corán mandó que Muhammad se casara con ella: te la dimos como esposa (33:37).
Era obvio que hacerlo violaría un fuerte tabú social. Por ello y porque los Hipócritas usarían este argumento para difamarlo, retrasó el anuncio del decreto Divino. Allah lo reprendió como sigue:
Y cuando decías al que había sido objeto de una gracia de Allah y de una gracia tuya: “¡Conserva a tu esposa y teme a Allah!”, y ocultabas en tu alma lo que Allah iba a revelar, y tenías miedo de los hombres, siendo así que Allah tiene más derecho a que Le tengas miedo a Él que a nadie (33:37).
Aisha comentó: “Si el Mensajero de Allah pudiera haber ocultado cualquier Revelación, sin duda habría ocultado aquel versículo”.[2]
Si Muhammad no hubiera sido digno de confianza, habría eliminado dicho versículo. Sin embargo, un acto de tal índole era contrario a su carácter y misión, y significaría no haber transmitido el Mensaje de manera apropiada. Además, Allah le prohibió hacer algo así:
¡Mensajero! ¡Transmite la Revelación que has recibido de tu Señor ya que, si no lo haces, no cumples con tu misión de dar a conocer Su mensaje! Allah te protegerá de los hombres pues Él no dirige al pueblo infiel (5:67).
De este modo, el Mensajero de Allah difundió todo lo que le fue revelado.
Sus relaciones con los otros. El Mensajero de Allah era digno de confianza y animó a los demás a seguir su ejemplo. Una vez, durante los últimos diez días del Ramadán, su esposa Safiyya lo visitó mientras él velaba la mezquita. Cuando la acompañaba a su casa, se encontraron con dos Compañeros en su camino. El Mensajero los paró y descubriendo la cara de su esposa, dijo: “Esta es mi esposa Safiyya”. Ellos dijeron: “¡Mensajero de Allah! ¡Que Allah prohíba cualquier pensamiento mal sobre ti!” El Mensajero les prevenía de pensar mal sobre él porque esto podría hacer que perdieran su fe y entraran en el Infierno. Muhammad les dio a ellos y a nosotros una lección diciendo: “Satanás circula continuamente por los vasos sanguíneos de la gente”[3].
El Mensajero de Allah era la encarnación de la honradez. Su propia gente, antes de su Profecía, le llamaba Al-Amin-el veraz, que dice la verdad-. Después de su declaración, sus enemigos siguieron confiándole sus bienes preciosos.
Él previno a su gente contra la mentira, faltar a las promesas y el abuso de confianza. Todos estos fueron condenados como “los signos de la hipocresía”.[4] El Mensajero era tan meticuloso en este asunto que un día al ver a una mujer que llamaba a su niño diciéndole: “¡Ven aquí, te daré algo!”, le preguntó si ella decía la verdad. La mujer contestó que le daría un dátil a lo que el Mensajero de Allah respondió: “Si no le das nada, serás una mentirosa.”
Su preocupación por esto se extendió hasta los animales. Una vez, al ver que un Compañero trataba de engañar a su caballo, se enojó y le dijo: “Deja de engañar a los animales y sé honesto con ellos”.[5] Otra vez, cuando volvían de una campaña militar, unos Compañeros tomaron a algunas crías de pájaro de un nido para acariciarlos. Cuando la madre vio que sus crías no estaban en el nido empezó a volar alrededor llena de sufrimiento. Cuando el Mensajero de Allah lo vio, se disgustó tanto que ordenó que devolvieran las crías inmediatamente. Una orden semejante muestra que los representantes de la honradez no deberían dañar a ninguna criatura viva.[6]
Cada Compañero era una encarnación de la honradez. Por ello las ciudades y los estados se sometieron al Islam. Durante el califato de Omar, Abu Ubayda, la personificación de la justicia, comandó los ejércitos musulmanes en Siria. Cuando el emperador bizantino intentó recobrar Damasco, Abu Ubayda decidió evacuar la ciudad, porque las tropas bizantinas eran inmensamente superiores en número. Él reunió a la población no musulmana y anunció: “Os cobramos el impuesto de protección porque teníamos que defenderos. En vista de que ya no podemos defenderos contra el asalto bizantino, os lo devolvemos”. Así se hizo. Los sacerdotes cristianos y los rabinos judíos se quedaron tan satisfechos con la administración musulmana que acudieron a las iglesias y sinagogas para rezar y pedir a Allah que el ejército musulmán resultara exitoso.[7]
El Islam enfatiza la honradez y la confianza hasta tal punto que las habladurías y la desconfianza están prohibidas:
¡Creyentes! ¡Evitad suposiciones infundadas de las que una parte son pecados graves! ¡No espiéis ni calumniéis a nadie! ¿Os gustaría comer la carne de un hermano muerto? Os causaría horror... ¡Temed a Allah! Allah es indulgente, misericordioso (49:12).
Abu Huraira explica que una vez el Mensajero preguntó: “¿Sabéis qué significa la palabra rumor?” Los presentes respondieron que él lo sabría mejor que nadie. Entonces el Mensajero prosiguió: “Rumor significa aquello de lo que nunca se complacería uno de vuestros hermanos”. Uno de ellos dijo: “¿Y si el rumor es cierto?” El Mensajero respondió: “Si lo dicho resultara cierto, estarías rumoreando pero si por el contrario fuera falso, serías un calumniador”. [8]
El Profeta rezaba de esta manera: “¡Señor Mío, busco refugio del hambre en Ti! ¡Qué mala compañera es el hambre! ¡También busco el refugio de la traición en Ti! ¡Que mala confidente es la traición!”[9] También tenía palabras duras para aquellos que engañan y son desleales: “Cuando Allah reúna a toda la gente el Día del Juicio Final, se levantará una bandera en nombre de cada persona desleal. Y se anunciará: “¡Esta es debida a la deslealtad de tal y tal!”[10]
El corazón del Mensajero de Allah permaneció cerrado a todo lo maléfico, pero abierto a todo lo bueno. Vivió en un clima de seguridad, fidelidad y honradez. Nunca hizo trampas ni mintió ni engañó a la gente, tampoco chismeó, calumnió o albergó malas ideas sobre nadie. Por el contrario, la gente confió en él. Sus enemigos lo difamaron, pero nadie lo acusó nunca de ser mentiroso o desleal. Aquellos que le volvieron la espalda lo hicieron engañados y siguieron caminos equivocados.
El Mensajero de Allah era de total confianza. Su honradez abarcaba dos aspectos: su relación con la gente y su relación con Allah. El primero se manifestó como fiabilidad completa y el segundo como confianza perfecta en Allah. Cuando se combinan estos dos aspectos aseguran una atmósfera pacífica de firmeza y seguridad.
El Corán da varios ejemplos acerca de la confianza en los Profetas y en Allah. Citemos sólo unos cuantos:
Recítales la historia de Noé cuando dijo a su gente:¡Gente mía! Si mi presencia entre vosotros recordándoos las palabras de Allah os resulta insoportable, sabed que solamente confío en Allah. Reuníos para fijar una estratagema de modo que nada os desagrade y después aplicadme la sentencia sin demora (10:71)(Hud dijo a su gente): “¡Pongo a Allah por testigo y sed vosotros también testigos de que estoy al margen de todo en lo que vosotros creéis en lugar de Él. ¡Urdid algo todos contra mí y no me hagáis esperar!” Yo confío en Allah, mi Señor y Señor vuestro. ¡No hay ser que no dependa de Él! Mi Señor está sin duda en la vía recta (11:54-56)
Tenéis un bello modelo en Abraham y en los que con él estaban. Cuando dijeron a su pueblo: “No somos responsables de vosotros ni de lo que servís en lugar de servir a Allah. ¡Renegamos de vosotros! Os anunciamos que habrá, hostilidad y odio entre nosotros mientras no creáis en Allah el Único!” Por el contrario Abraham dirigió a su padre estas palabras: “Pediré perdón por ti, aunque no pueda prevenir lo que Allah te tenga guardado. ¡Señor! Confiamos en Ti y a Ti nos encaminamos hasta que lleguemos a Tu Paz” (60:4)
La naturaleza de la incredulidad es la desviación y la oposición. Los incrédulos ven el mundo en la oscuridad y se sienten solos en un mundo ajeno; los creyentes ven el universo entero como una cuna de hermandad, y se sienten relacionados con toda la creación. En su naturaleza, la incredulidad corta relaciones y por consiguiente, los incrédulos sienten enemistad contra todo, sobre todo contra los creyentes. Los primeros no pueden soportar la existencia de los fieles, por lo que hacen todo lo posible para erradicar la creencia. Por eso todos los Profetas encontraron fuertes oponentes y, con sus seguidores, sufrieron actos despiadados de crueldad. Pero debido a su plena confianza y dependencia total en Allah, no se desanimaron por lo que les afligía en el camino de Allah ni flaquearon ni se sometieron (3:146).
La confianza del Mensajero en Allah lo hizo intrépido. Él apareció en el centro de un desierto habitado por uno de los pueblos más incivilizados. A pesar de su duro tratamiento, y la hostilidad estridente de uno de sus propios tíos, desafió al mundo entero y, por la plena confianza depositada en Allah, llevó su misión a la victoria. Él tenía sólo un puñado de partidarios, y la victoria vino en un período de tiempo muy corto; es un éxito incomparable. Podemos comprender su valiente naturaleza, resultante de su confianza absoluta en Allah, por las anécdotas siguientes.
Los coraichíes estaban tan impacientes por matarlo que justo antes de su emigración a Medina, seleccionaron a un hombre de cada clan. Eran aproximadamente 200 guiados por Abu Yahl y Abu Lahab. Cercaron la casa del Mensajero de Allah. Él le pidió a su primo Ali que se acostara en su cama, y lanzó un puñado de polvo a los ojos de los enemigos recitando: Les hemos puesto una barrera por delante y otra por detrás, cubriéndoles de tal modo que no puedan ver (36:9), y él se marchó sin ser visto.[11] Dejó La Meca con su amigo íntimo, Abu Bakr, y llegó a la cueva Saur, que está en lo alto de una montaña. Cuando los jefes del Coraich vieron que él se había ido, enviaron una avanzadilla. Uno de ellos subió a la cima de la montaña hasta llegar a la cueva. Abu Bakr se preocupaba, temiendo por la vida del Mensajero de Allah. Sin embargo, el Mensajero lo consoló: ¡No te preocupes, ya que Allah está con nosotros! (9:40), y añadió: “¿Qué piensas tú que puede pasarle a dos hombres si Allah permanece a su lado como tercero?”[12]
En la Batalla de Hunayn, el ejército musulmán fue obligado a retirarse. Todos excepto algunos pensaban que estaban a punto de ser derrotados. El Mensajero de Allah espoleó su caballo adelante y gritó: “Soy un Profeta. ¡Esto no es una falsedad! ¡Soy el hijo de Abd Al-Muttalib!”[13] Su coraje y firmeza bastaron para que sus Compañeros se reunieran y salieran victoriosos del embate.
Como aparece relatado en varias fuentes, durante las campañas militares de Ghatfan y Anmar, un cacique valiente llamado Ghowras apareció de repente al lado del Mensajero de Allah tendido bajo un árbol. Desenvainando su espada, le preguntó: “¿Quién te salvará de mí ahora?” El Mensajero de Allah le contestó: “¡Allah!” y luego rezó: “¡Oh Allah, protégeme contra él como Tú quieras!” En aquel momento, Ghowras se cayó y su espada resbaló de su mano. El Mensajero de Allah lo recogió y le preguntó: “¿Ahora quién te salvará de mí?” Ghowras comenzó a temblar y suplicó por su vida: “Tú eres un hombre noble e indulgente; se espera de ti sólo el perdón”. El Mensajero de Allah le perdonó, y cuando Ghowras volvió a su tribu, dijo: “Acabo de regresar y he de deciros que he conocido al mejor ser humano de toda la existencia”.[14]
La honradez es una piedra angular de la creencia:
Allah os ordena devolver los bienes depositados a sus dueños y que cuando juzguéis entre los hombres lo hagáis con justicia. ¡Qué buenos son los consejos de Allah! En verdad, Allah es Quien todo lo oye y todo lo ve (4:58).
Según el Mensajero de Allah, el abuso de confianza es un signo del final de los tiempos: “Cuando se abusa de la confianza, esperad el fin de los tiempos”. Cuando sus Compañeros le preguntaron cómo se podría abusar de la confianza de alguien, contestó: “Cuando un puesto sea confiado a alguien no cualificado para ello entonces empezad a pensar en el fin de los tiempos”[15]
La asignación de gente cualificada a empleos o trabajos es una confianza social y desempeña un papel significativo en la administración pública y en el orden social. Su abuso causa el desorden social. Debería haber un orden en todos los niveles sociales, ya que las responsabilidades deben ser otorgadas tanto a unos como a otros. El Mensajero de Allah declaró: “Cada uno de vosotros es un pastor-un gerente-, y responsable de los suyos. El gobernante es un pastor responsable de sus súbditos. Un marido es un pastor responsable de su familia. Una mujer es responsable de la casa de su marido. Un siervo es un pastor responsable de manejar los deberes o la propiedad que su señor le confía”.[16] Si cada uno en una sociedad cumpliera con sus responsabilidades, viviríamos en “una sociedad de confianza”. Hasta este momento, sólo podemos imaginar tales utopías.
La honradez es un aspecto tan esencial de la creencia que el Mensajero de Allah una vez declaró: “Quien no es digno de confianza, no es un creyente”[17] y describió a un creyente como aquel a quien la gente confiaría su vida y propiedad.[18] Además dijo: “Prometedme seis cosas y yo os prometeré el Paraíso: Decid la verdad, cumplid vuestras promesas, si os dejan algo mantenedlo, permaneced castos y no participéis en actos ilícitos, no miréis lo prohibido evitándolo”.[19]
Incluso está prohibido mirar a alguien con quien no estás casado con lujuria. Allah dice: “Una mirada lujuriosa es como una flecha venenosa de la aljaba de Satanás. A quienquiera que tenga temor de Mí, le inculcaré una creencia tan firme en sus corazones que será apreciada por siempre jamas”.[20]
Vivir en la seguridad absoluta es sólo posible si la gente digna de confianza es poderosa. Si el mundo musulmán observa la Confianza Divina y se hace el representante de la honradez y seguridad en el mundo, será posible un “nuevo orden mundial” basado en la justicia y el equilibrio, si no, la humanidad seguirá a la caza de los espejismos de la justicia, la seguridad y la felicidad.
Por su veracidad, honradez y otras virtudes loables, el Mensajero de Allah dejó una señal imborrable en la gente de todos los tiempos. Cada palabra y hecho suyo proclama su Profecía, que él fue enviado para dirigir a la gente a la verdad, sacarles de la oscuridad de la ignorancia y del salvajismo, la esclavitud y la inmoralidad hacia la luz del conocimiento, la cima de la moralidad y el amor, la compasión y la verdadera libertad.[21]

[1] Abu Dawud, “Manasik” 56; Ibn Maja, “Manasik” 84; Ibn Kazir, “Al-Bidaya” 5:173.
[2] Bujari, “Tauhid” 22; Muslim, “Iman” 288.
[3] Bujari, “Itiqaf” 8; Ibn Maja, “Siyam” 65.
[4] Abu Dawud, “Adab” 80; Ibn Hanbal, 3:447.
[5] Bujari, “Iman” 24; Muslim, “Iman” 107.
[6] Abu Dawud, “Yihad” 112, “Adab” 164; Ibn Hanbal, 1:404.
[7] Abu Dawud, “Adab”164; Ibn Hanbal, 1:404.
[8] Abu Dawud, Edeb 40, (4874); Tirmizi, Birr 23, (1935); Muslim, Birr 70, (2589).
[9] Abu Dawud, “Witr,” 32; Nasa’i, “Isti‘aza” 19:20; Ibn Maja, “At‘ima,” 53
[10] Muslim, “Yihad” 9.
[11]Ibn Hisham, “Sira” 2:27.
[12] Bujari, “Tafsir” 9; Ibn Hanbal, 1:4.
[13] Bujari, “Yihad” 52; Muslim, “Yihad”78.
[14] Bujari, “Maghazi” 29, “Yihad” 83; Muslim, “Faza’il,” 13.
[15] Bujari, “Ilm” 2; Ibn Hanbal, 3:361.
[16] Bujari, “Yumua” 10; Muslim, “Imara” 20; Abu David, “Imara” 1.
[17] Ibn Hanbal, 3:135.
[18] Tirmizi, “Iman” 12; Ibn Maja, “Fitan” 2.
[19] Ibn Hanbal, 5:323.
[20] Hindi, “Kanz al-’Ummal,” 5:328.
[21] Una vez uno de los discípulos de Avicena le dijo que, gracias a su extraordinario poder de comprensión e inteligencia, podría reivindicar su condición de profeta y rápidamente obtendría gran número de seguidores. Avicena no dijo nada. Después de algún tiempo, ya llegado el invierno, empezaron un viaje. Avicena se despertó una mañana al amanecer y le pidió al mencionado discípulo, despertándolo, que le trajera un vaso de agua. Pero éste no accedió dándole excusas. Por más que Avicena insistió, el joven no pensaba abandonar su cama a esas horas. En ese momento, se escuchó la llamada a la oración: Allah es el más Grande...Atestiguo que no hay otro dios que Allah y que Muhammad es Su mensajero...Avicena, aprovechándose de esta oportunidad, respondió a la sugerencia del discípulo: ¿No recuerdas cuando me animabas a proclamar mi Profecía diciéndome que muchos discípulos me seguirían? Piensa en esto: Hace años que eres mi estudiante y tomas buena nota de mis lecciones pero no eres capaz ni siquiera de abandonar tu tibia cama para traerme agua. Sin embargo, este hombre, el que nos llama a la oración como otros han hecho en los últimos 400 años, sigue al Profeta auténtico. Él deja su cama, como hace cada mañana al igual que cientos de miles de personas, subió al minarete y proclamó la Unidad de Allah y la Profecía de Muhammad. ¿Puedes ahora comprender mi posición frente al Profeta?!(Tr.)

La Infalibilidad

La infalibilidad es un atributo necesario de los Profetas. La palabra original en árabe traducida aquí como infalibilidad es isma, lo que significa “protección, ahorro o defensa”. En el Corán aparecen varias derivaciones de esta palabra. Por ejemplo, cuando el Profeta Noé pidió a su hijo que subiera al Arca, le contestó: Me refugiaré en una montaña que me proteja del agua. Le contestó Noé: Hoy nadie podrá escaparse de la orden de Allah (11:43).
La esposa de un alto funcionario egipcio, llamada Potifar en la Biblia (Génesis 39:1), usa la misma palabra: procuré seducirlo, pero él se mantuvo firme en su pureza (12:32). El Corán llama a los creyentes a agarrar la cuerda tendida por Allah-el Corán y el Islam-utilizando la misma palabra de una forma diferente: Aferraos todos juntos a la cuerda de Allah y protegeos–de ser divididos-(3:103). Otra vez, vemos la misma palabra en el verso: Allah te defenderá-te protegerá-de la gente (5:67).
La infalibilidad de los Profetas es un hecho basado en la razón y la tradición. Esta cualidad se requiere por varios motivos. En primer lugar, los Profetas vinieron para transmitir el Mensaje de Allah. Si comparamos este Mensaje con el agua limpia o con la luz (13:17, 24:35), el Arcángel Gabriel-quien lo trajo-y el Profeta–quien lo comunicó-también deben ser absolutamente puros. Si no fuera así, su impureza contaminaría el Mensaje. Cada error es una impureza, una mancha oscura en el corazón. Los corazones o las almas de Gabriel y del Profeta se parecen a espejos pulidos que reflejan la Revelación Divina a la gente, una fuente en la cual las personas sacian su sed para alcanzar la pureza, el agua Divina.
Cualquier punto negro en el espejo absorbería un rayo de aquella luz; una sola gota de barro volvería el agua turbia. Por consiguiente, los Profetas no serían capaces de entregar el Mensaje al completo. Sin embargo, ellos lo transmitieron perfectamente, tal como fue declarado en el Corán:
¡Mensajero! Haz llegar lo que te ha descendido de tu Señor. Y si no lo haces del todo, entonces no habrás transmitido el mensaje. Allah te protegerá de los hombres. Es cierto que Allah no guía a la gente incrédula (5:67).
Hoy he perfeccionado vuestra religión, he cul­minado Mi bendición sobre vosotros y he elegido el Islam como religión para vosotros (5:3).
En segundo lugar, los Profetas enseñan a su gente todas las órdenes y los principios de la creencia y la conducta. Para que la gente aprenda su religión en su pureza y verdad prístina y tan perfectamente como sea posible para asegurar su felicidad y prosperidad en ambos mundos, los Profetas deben representar y luego presentar la Revelación sin falta o defecto. Esta es su función como guías y buenos ejemplos a seguir:
Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allah y en el Último Día y se empeñe en el constante recuerdo de Allah (33:21).
Hay un ejemplo excelente para ti en Abraham y en los que están con él... en ellos tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allah y en el Último Día (60:4-6).

Un Profeta puede hacer o decir sólo aquello que ha sido sancionado por Allah. Si pudiera, se arrepentiría incluso más allá de su presente vida. Por ejemplo, Abraham va a decir a los que se acerquen a él para pedir su intercesión en el Día del Juicio Final que vayan a Moisés, diciendo que él no puede interceder por ellos ya que habló por tres veces de forma alusiva en su vida.[1] Aunque eso no es un pecado, su arrepentimiento seguirá en el Más Allá.
En tercer lugar, el Corán ordena que los creyentes obedezcan las órdenes y las prohibiciones del Profeta, sin ninguna excepción y enfatiza que no corresponde a ningún creyente elegir cuando Allah y su mensajero han decidido ya algún asunto (33:36). Además advierte a los creyentes que lo que han de decir cuando Allah y Su Mensajero les juzguen es: Hemos oído y obedecido (24:51). La obediencia absoluta a un Profeta significa que todas sus órdenes y prohibiciones son correctas e irreprochables.
La Profecía es un favor tan grande, que los Profetas soportaban todo tipo de dificultades, mientras realizaban el deber de dar las gracias a Allah y siempre se preocupaban por no haberle adorado lo suficientemente. El Profeta Muhammad a menudo imploraba a Allah de la siguiente manera:
Alabado seas Tú. Nosotros no hemos sido capaces de conocerte como requiere tu conocimiento, Oh el Conocido. Alabado seas Tú. Nosotros no hemos sido capaces de adorarte como Tu adoración requiere, Oh el Adorado.
Los versículos coránicos que son a veces entendidos-equivoca­damente-como reprimenda para ciertos Profetas por algunas faltas suyas o mostrar que ellos buscan el perdón de Allah por algún pecado que cometieron, deben ser considerados desde este punto de vista. Además, el perdón de Allah no siempre significa que un pecado haya sido cometido. Las palabras coránicas afw (indulgencia) y maghfira (perdón) también significan un favor y bondad especial, así como la administración Divina, en el caso de haberse relajado o pasado por alto un deber religioso, como reza en los versos siguientes:
El que se vea obligado por hambre a comer de lo prohibido sin ánimo de transgredir debe saber que ciertamente Allah es Perdonador y Compasivo (5:3).
Si... no encontráis agua, procuraos tierra limpia y pasáosla por la cara y las manos. Es cierto que Allah es Indulgente y Perdonador (4:43).
En cuarto lugar, los pecados y el perdón tienen diferentes tipos y grados. Estos son: desobedecer mandamientos religiosos y su perdón; desobedecer las leyes de Allah sobre la creación y la vida y su perdón; y desobedecer las reglas de buenos modales o cortesía y el perdón del mismo. Un cuarto tipo, que no es un pecado, implica no hacer algo tan perfectamente como sea posible lo que es requerido por el amor a Allah y la proximidad a Él. Algunos Profetas pueden ha­ber hecho esto, pero estos actos no pueden ser considerados pe­ca­dos según la definición común.
El hadiz también muestra la infalibilidad del Profeta. Allah dice a Moisés: Deposité en ti amor procedente de Mí para que te criaras bajo Mi mirada (20:39). Entonces, ¿cómo es posible que cometa un pecado Moisés que fue educado por Allah y preparado para la misión de ser Mensajero?
Esto es válido para los demás Profetas también. Por ejemplo, el Mensajero de Allah dice sobre Jesús: “Satán no pudo tocar ni a Jesús ni a su madre en el momento de su nacimiento”. Jesús fue protegido desde su nacimiento hasta su ascensión a la Presencia de Allah:
Entonces María hizo un gesto señalando a Jesús. Preguntaron: “¿Cómo vamos a hablar con un niño de pecho?” Jesús dijo: “Yo soy el siervo de Allah. Él me ha dado el Libro y me ha hecho Profeta, me ha bendecido dondequiera que esté, me ha encomendado la oración y la purificación mientras viva y ser bondadoso con mi madre; no me ha hecho ni insolente ni rebelde. La paz estaba sobre mí el día que nací y estará el día de mi muerte y cuando sea devuelto a la vida” (19:29-33).
Jesús, como todos los Profetas, fue protegido del pecado desde su nacimiento. El Mensajero, mientras todavía era un niño y aún no un Profeta, quiso asistir a dos bodas, pero en cada ocasión fue vencido por el sueño.[2] Durante su juventud ayudó a sus tíos a reparar la Kaba llevando piedras. Como las piedras le hacían daño en los hombros, su tío Abbas le aconsejó que se envolviera los hombros con la ropa que cubría sus muslos para acolchar la parte que soportaba el peso de las piedras. Pero tan pronto como lo hizo, dejando sus muslos al descubierto, se cayó de espaldas y se quedó sorprendido. Apareció un ángel y le advirtió: “Esto no es propio de ti”,[3] para que más tarde él pidiera a la gente ser educada y que observara los modelos de conducta divinamente ordenados tales como cubrirse los muslos. Así fue protegido el futuro Profeta de los rituales pa­ga­nos y las prácticas de su gente.
El Mensajero de Allah dice que “todos los hijos de Adán cometen errores o se equivocan, y los mejores de ellos son los que cometen errores y se equivocan arrepintiéndose después”.[4] Eso implica que somos propensos a equivocarnos por naturaleza, pero no estamos condenados a cometer tales errores. Sea mediante la Voluntad de Allah y su protección especial o, como se va a explicar más adelante, mediante la Revelación del camino para librarse de los errores o pecados, incluso los santos más importantes que siguen con la misión profética pueden ser infa­libles sólo hasta un grado.
Allah promete proteger a lo creyentes que Le obedecen con el mayor respeto y que lleguen a ser dignos de Su protección, y dotarles con la habilidad de juzgar correctamente para que así puedan distinguir entre la verdad y la falsedad, lo correcto y lo incorrecto:
¡Vosotros que creéis! Si teméis a Allah, Él os dará discer­ni­mien­to, ocultará vuestras malas acciones y os perdonará. Y Allah es El del Favor Inmenso (8:29).
Allah hizo un pacto con los creyentes de que si ellos le obedecían y se esforzaban por exaltar Su Palabra, proclamando Su religión, Él les ayudaría y los afianzaría firmemente en la religión, protegiéndolos contra toda clase de desviación (47:7). Esta protección contra los enemigos y la posibilidad de cometer pecados dependen sustancialmente de cómo apoyen al Islam y cuánto luchen para extenderlo de modo que sólo Allah sea venerado y que no se le asocie nada semejante a Él ni en creencia o adoración, ni en la creación y las leyes del universo. Si los creyentes cumplen su promesa, Allah cumplirá la Suya (2:40); y si la rompen, Allah los castigará (17:8)
Allah protege a Sus siervos contra el pecado de diferentes formas. Por ejemplo, puede poner obstáculos en su camino e instalar una “precaución” en sus corazones, o incluso hacerles sufrir algunas heridas para que no puedan cometer pecados corporales. O puede hacerle a uno recitar un versículo, como pasó con un hombre joven durante el califato de Omar.
El hombre joven era tan estricto y atento en su adoración que hacía todas las oraciones en la mezquita. Una mujer que vivía cerca de allí se enamoró de él e intentó seducirlo. Aunque él se resistió a sus insinuaciones, llegó un momento en el que se acercó a ella. Justo en ese momento, sintió que estaba recitando: Los que temen a Allah, cuando una instigación de Satán los tienta, recuerdan al Todopoderoso y entonces ven con claridad (7:201). Abrumado de vergüenza ante Allah y por el gran amor que sentía hacia Él, que lo había protegido de cometer un pecado, cayó muerto. Cuando Omar se enteró de esto unos días más tarde fue a su tumba y gritó: ¡Oh joven hombre! ¡Para aquellos que teman el momento en el que comparezcan ante su Señor, habrá dos Jardines! (55:46). Una voz desde la tumba, o del joven o de un ángel en su nombre, contestó: “¡Oh Comandante de los creyentes! Allah me ha dado el doble de lo que tú dices”.[5]
Así es como Allah protege a Sus sinceros siervos. En un hadiz qudsi se dice[6]:
Mis siervos no pueden acercarse a mí a través de algo más loable que la realización de las obligaciones que les he impuesto. Aparte de aquellas obligaciones, ellos siguen acercándose a Mí por actos supererogatorios de adoración, hasta que yo los ame. Cuando los amo, seré los oídos con los que ellos oigan, los ojos con los que ellos vean, las manos con las que agarren y los pies con los que anden. Si ellos Me piden algo, se lo daré inmediatamente. Si ellos buscan el refugio de algo en Mí, los protegeré.[7]
Allah guía a Sus fieles siervos a lo correcto y los protege de la maldad. Los siervos quieren y hacen lo debido y se abstienen de lo malo. Le piden a Allah lo que es bueno y todo lo que desean se les provee. Ellos buscan el refugio en Allah y Él los protege según su petición.
Todos los profetas eran infalibles, no pecaban y vivían una vida completamente virtuosa. Aunque Allah mandó a numerosos Profetas, el Corán menciona específicamente sólo a veintiocho de ellos. Creo que sería apropiado aquí mencionarlos en las palabras de Ibrahim Haqqi, un erudito religioso turco del siglo dieciocho que también era un experto en anatomía y astronomía:
Algunos lo han considerado una prescripción religiosa para aprender los nombres de los Profetas. Allah nos informó de 28 de ellos en el Corán: Adán, Enoch, Noé, Job y Salih; Abraham, Isaac e Ismael, que iba a ser sacrificado en nombre de Allah; Jacob, José, Suayb, Lot y Juan el Bautista; Zacarías y Aarón, el hermano de Moisés que habló con Allah; David, Salomón, Elías y Job; Elisha, un pariente de Jesús, que era un espíritu de Allah; el Dhu Al-Kifl y Jonás, que era sin lugar a dudas un Profeta.
El Sello de los Profetas es el Amado del Señor, Muhammad, el Mensajero del Allah. Los eruditos no llegaron a un acuerdo en la Profecía de Ezra, Luqman y Dhul al-Qarnayn. Algunos los consideraron como profetas mientras que otros los consideran santos de Allah.

[1] Muslim, “Iman” 326.
[2] Ibn Kazir, Al-Bidaya, 2:350-51.
[3] Bujari, “Hayy” 42; Ibn Kazir, “Al-Bidaya” 2:350.
[4] Tirmizi, “Qiyama” 49; Ibn Maja, “Zuhd” 30.
[5] Ibn Kazir, “Tafsir” 3:539.
[6] Un dicho profético cuyo sentido viene directamente de Allah.
[7] Bujari, “Riqaq” 38; Ibn Hanbal, 6:256.

Eliminando dudas

Algunos versículos coránicos parecen reprender a ciertos profetas o hablan de la posibilidad de que un Profeta pueda pecar, según la definición común de la palabra. Antes de clarificar los ejemplos específicos, sería más apropiado absolver a los Profetas de esas acusaciones.
El Génesis 19:30-38 expone que las hijas del Profeta Lot le hicieron beber para que las dejara embarazadas. Una acusación así contra un Profeta está muy lejos de la creencia. La gente de Lot-Sodoma y Gomorra-fue destruida por su inmoralidad sexual. Incluso la Biblia dice que sólo se salvaron Lot y sus hijas por su fe, buenas acciones y decencia. ¡Este “supuesto” pecado del Profeta es peor que el pecado de otras personas por el cual Allah los destruyó!
En el Génesis 38:15-18, Judas,[1] un hijo de Jacob, se supone que tuvo relaciones sexuales con su nuera. Esa mujer, dio a luz a unos niños gemelos. Algunos de los Profetas israelitas fueron su descendencia. El Génesis 49:4 también alega que el otro hijo de Jacob, Rubén, dormía con la mujer de su padre-su madrastra-.
Ninguno de los hijos de Jacob, a los que el Corán menciona como los “nietos” cuyos caminos deben ser seguidos, ni sus mujeres se habrían comportado de esa manera.[2] Nuestro Profeta declaró explícitamente que no hay ni un sólo caso de fornicación en su linaje desde Adán,[3] y que todos los Profetas son hermanos del mismo padre.[4] Nuestro Profeta es un descendiente de Abraham, como también lo eran Judas y los otros Profetas israelitas. ¿Y cómo podría ser alguno de ellos el resultado de una unión sexual impropia?
En Samuel 2:11 anota que el Profeta David se enamoró de la mujer de un comandante y cometió adulterio con ella. Según la Biblia, después mandó a su marido a primera línea de combate, y después de su muerte, se casó con ella.
David es un Profeta a quien se le dio una Escritura Divina-los Salmos-y es elogiado en el Corán por su sinceridad y su profunda devoción hacia Allah.
Ten paciencia con lo que dicen, y recuerda a Nuestro siervo David, el que había sido dotado de fortaleza; es cierto que él siempre se dirigía a su Señor con devoción y sumisión sinceras. Hicimos a las montañas elevar Nuestras alabanzas al unísono con él al amanecer y al anochecer. Y las aves reunidas en asambleas se dirigían a Él con profunda devoción. Fortalecimos su reino y le dimos sabiduría y un juicio certero-tanto en sus discursos como en sus decisiones-(38:17-20).
A pesar de ser un rey, vivió una vida sencilla trabajando. Estaba tan consciente de la existencia de Allah que lloraba mucho y ayunaba cada dos días. Nuestro Profeta recomendó este tipo de ayuno a algunos Compañeros que le preguntaron por el modo más eficaz del ayuno supererogatorio.[5] ¿Un Profeta tan noble podría cometer adulterio con una mujer casada y casarse con ella habiendo premeditado la muerte de su marido?
En la I de Reyes 11:1-8, a pesar de la orden de Allah: No debéis contraer matrimonio con los paganos, porque estos últimos seguramente van a tornar vuestros corazones hacia sus dioses al Profeta Salomón se le acusa de casarse con mujeres extranjeras que pertenecían a naciones paganas y de seguir a sus dioses e ídolos. ¿Es posible que un Profeta sea capaz de cometer un pecado tan grave como seguir los ídolos y deidades de otras tribus?
Si el Corán no hubiera sido revelado, no podríamos estar seguros acerca de si los Profetas anteriores eran sinceros, devotos y siervos agradecidos a Allah. El Corán libera a Jesús de la deificación equivocada de sus seguidores y de la negación de su propia gente a su misión profética y explica que Allah no tiene hijos. También absuelve a los Profetas tanto israelitas como no de sus supuestos “pecados” mencionados en la Biblia. Presenta a Jesús como un espíritu de Dios emanado en la Virgen Maria, a Abraham como un amigo íntimo de Allah, a Moisés como alguien que habló con el Todopoderoso y a Salomón como un rey y un Profeta que se dirigía a Él humildemente.
¡Señor! Anímame a agradecerte las mercedes con las que me has favorecido a mí, al igual que a mis padres, y a que actúe con una rectitud que sea de Tu beneplácito, e inclúyeme en Tu misericordia y tus siervos justos (27:19).
Salomón nunca adoró a los ídolos ni cometió ningún pecado. A pesar de ser el rey más grande y poderoso que jamás haya existido fue un humilde siervo de Allah hasta su muerte.
Muchas otras aseveraciones como estas son igualmente impo­sib­les de aceptar. Por ejemplo: la Biblia alega que el Profeta Isaac, aunque quería bendecir a su hijo mayor Isaías, bendijo equivoca­da­men­te a Jacob, engañado por su mujer Rebeca (Génesis 27). La Biblia también alega que el Profeta Jacob luchó contra Allah que se le apareció en forma humana (Génesis 32:24-30).
Ejemplos individuales. Una pequeña minoría de eruditos musulmanes han afirmado que los Profetas pueden haber cometido pecados sin importancia (zalla: error o lapso). Para demostrar su aseveración citan algunos ejemplos de las vidas de Adán, Noé, Abraham y José.
Antes de entrar en detalles sobre esto, hay que darse cuenta de que hay gran diferencia entre las definiciones de lapsus y pecado. Pecado, por ejemplo, significa desobediencia a los mandamientos de Allah. Cuando los Profetas se enfrentaban con preguntas que no podían contestar, tendían a esperar una Revelación. Sin embargo, como eran los muytahids más importantes (juristas de alto rango que pueden deducir leyes de los principios establecidos por el Corán y la Sunna) en muy pocas ocasiones usaron su propia razón para decidir sobre los asuntos. Pueden haber errado en sus juicios o decisiones, pero tales equivocaciones, corregidas inmediatamente por Allah, no son pecados.
Además, los Profetas siempre buscaban el amor de Allah e intentaban obtener lo que era mejor. Si, por alguna razón, no pudieran conseguir la excelencia esforzándose en ello, que es algo poco común, eso no significaría que hubieran pecado. Por ejemplo: imaginaos que debéis decidir si hay que recitar el Corán en 10 días prestando atención a cada verso, o recitarlo en siete días para expresar tu amor profundo por la Palabra de Allah. Si elegís la primera opción sin saber que el mayor placer de Allah está en la segunda, no podríais ser considerados culpables de pecado. De este modo, el juicio de un Profeta al considerar lo que es mejor, incluso en el caso de que no fuera la mejor elección, no es un pecado. Sin embargo, debido a su posición ante Él, Allah podría amonestárselo a veces suavemente.
Ahora, vamos a dilucidar ejemplos individuales de las vidas de algunos Profetas:
Adán: Adán estaba en el Jardín antes de su vida terrenal. Mientras estaba allí, Allah les dijo a él y a su mujer Eva que no comieran de la fruta de un árbol determinado. Ellos Le desobede­cieron en este mandato y entonces fueron expulsados del Jardín del Paraíso y se les ordenó vivir en la Tierra.
Aunque los comentaristas coránicos difieren en lo que era la fruta prohibida, fue probablemente la inclinación humana hacia el sexo opuesto. Satán se aprovechó de Adán y Eva, diciendo que aquel era un árbol de eternidad y de un reino que nunca caerá en decadencia, la fruta prohibida para ellos (20:120). Probablemente sabiendo que eran mortales, Adán y Eva habrían deseado la eternidad a través de sus descendientes porque es un deseo inherente a las personas. Esto también se puede deducir de:
Satán les susurró, poniéndoles de manifiesto lo que les estaba oculto a sus vergüenzas, diciéndoles: “Vuestro Señor os ha prohibido este árbol sólo para evitar que seáis ángeles e inmortales”. Les aseguró jurándoles: “Realmente soy un consejero para vosotros”. Y los sedujo con engaños. Y una vez hubieron probado del árbol, se les hicieron manifiestas sus vergüenzas y comenzaron a cubrirse con hojas del Jardín... (7:20-22).
Aunque aceptemos lo que hizo Adán como un lapsus, es muy difícil considerar eso como una desobediencia intencionada o una sublevación contra Allah, lo que puede ayudarnos a entender que los Profetas se puedan equivocar. En primer lugar, Adán no era un Profeta mientras estaba en el Jardín. En segundo lugar, este lapsus no era resultado de una desobediencia deliberada sino simplemente un tipo de mala memoria. Sobre esto el Corán dice: Ya hicimos antes un pacto con Adán, pero lo olvidó y no encontramos en él una firme resolución (20:115).
Los pecados cometidos por el olvido no son tomados en cuenta en el Más Allá. El Profeta dijo: “Mi comunidad está exenta de ser cuestionada por olvidarse, por errores no deliberados y por algo que sean obligados a hacer”.[6] El Corán nos enseña este rezo: ¡Señor nuestro! No nos tomes en cuenta si olvidamos o caemos en el error (2:286).
Adán no tuvo este lapsus deliberadamente. Aunque algunos han entendido de este verso la carencia de determinación de Adán en cumplir su pacto con Allah, el contexto no permite una interpretación así. Adán y Eva regresaron inmediatamente después de su error junto a Allah mostrando arrepentimiento sincero y suplicándoLe: ¡Señor nuestro! Hemos sido injustos con nosotros mismos y si no nos perdonas y no tienes misericordia de nosotros, estaremos entre los perdidos (7:23).
El destino tuvo un importante lugar en el lapsus de Adán. Allah lo había destinado para que fuera Su virrey sobre la Tierra, incluso antes de su creación y establecimiento en el Jardín. Esto es explícito en el Corán:
Y cuando tu Señor le dijo a los ángeles: “Voy a poner en la tierra a un representante Mío”. Dijeron: “¿Vas a poner en ella a quien extienda la corrupción y derrame sangre mientras que nosotros Te glorificamos con la alabanza que Te es debida y declaramos Tu absoluta pureza?” A lo que respondió: “Yo sé lo que vosotros no sabéis” (2:30).
El Mensajero de Allah también señala esa verdad en un hadiz:
Adán y Moisés se encontraron en el Cielo. Moisés le dijo a Adán: “Eres el padre de la humanidad, pero tú nos hiciste salir del Cielo y descender a la Tierra”. Adán le contestó: “Tú eres la persona a quien Allah se dirigió directamente. ¿No viste esa frase en la Torah: Adán había sido destinado a comer de la fruta 40 años antes de que lo hiciera?”
Después de informar sobre este encuentro, el Mensajero de Allah dijo tres veces: “Adán hizo callar a Moisés”.[7]
La vida de Adán en el Jardín y su prueba eran prerrequisitos que él tenía que cumplir antes de su vida terrenal. Él lo hizo. Siendo elegido y salvado de la ciénaga del pecado y la desviación, fue hecho Profeta y honrado con ser el padre de miles de Profetas, incluso del Profeta Muhammad, y millones de santos: Luego su Señor lo escogió, se compadeció de él y lo guió (20:122).
Noé. El Profeta Noé llamó a su gente a abrazar la religión de Allah durante 950 años. Cuando ellos persistieron en su incredulidad y continuaron con sus fechorías, Allah le ordenó construir el Arca. Después de completar su tarea, Noé colocó ahí, según el mandato de Allah, a un varón y una hembra de cada especie animal, a todos los miembros de su familia-excepto a los que Allah ya había dicho que castigaría-y a los creyentes (11:40).
Cuando el Arca estaba flotando en las altas olas, Noé vio que uno de sus hijos no había embarcado en el Arca. Lo llamó pero su hijo no tuvo en cuenta su llamada diciendo: Me refugiaré en una montaña que me librará del agua (11:43). Cuando Noé vio a su hijo ahogándose, llamó a Allah: ¡Señor mío! Mi hijo es parte de mi familia, Tu promesa es verdadera y tú eres el más justo de los jueces (11:45). Allah contestó: Noé, él no es de tu familia y sus obras no son rectas; no me preguntes por aquello de lo que no tienes conocimiento. Te advierto para que no estés entre los ignorantes (11:46).
Algunos eruditos consideraron el llamamiento de Noé como un pecado. Sin embargo, es muy difícil estar de acuerdo con ellos. Noé se menciona en el Corán como uno de los cinco Profetas más importantes, y se describe como decidido y firme. Él creía que su hijo era creyente.
Se sabe muy bien que la religión de Allah nos pide clasificar a las personas según su apariencia externa. Por lo tanto, los que se precian de ser creyentes y parecen practicar las obligaciones religiosas primor­diales (p.ej. las oraciones prescritas y dar limosna) son conside­rados como creyentes. Es por ello por lo que el Profeta Muhammad trató a los hipócritas como si fueran musulmanes. Por lo visto, el hijo de Noé ocultó su incredulidad hasta el Diluvio, y por ello fue el mismo Noé quien rezó de antemano a Allah diciendo: ¡Señor mío! Perdóname a mí, a mis padres y a todo aquel que entre creyente en mi casa, así como a todos los creyentes. Y garantiza que los pecadores no serán favorecidos sino destruidos (71:28).
Allah aceptó su petición y le dijo que se embarcara en el Arca junto con su familia, salvo aquellos que merecían un castigo por su insistencia deliberada en la incredulidad. La mujer de Noé estaba entre los que se ahogaron. Noé no le pidió a Allah que la salvara, porque él también sabía que ella no era creyente. Debía haber pensado que su hijo lo era. Por eso, se sintió obligado a expresar, de una manera apropiada para un Profeta, su asombro ante el hecho de que Allah lo dejara ahogarse. Es por eso que Allah le contestó como lo hizo (11:46).
Noé, como los demás Profetas, era de buen corazón y bondadoso. Cada Profeta se sacrificó por el bien de la humanidad e hizo grandes esfuerzos para guiar a la gente hacia la verdad y la felicidad verdadera en los dos mundos. A cerca del comportamiento del Pro­fe­ta Muhammad a este respecto, Allah dice: Y tal vez te vayas a con­sumir de pena en pos de ellos si no creen en este Mensaje (18:6).
Noé llamó sin cesar a su gente durante 950 años. Es normal para un Profeta, para un padre, decepcionarse cuando se entera de que su hijo está entre los infieles y que ha sido condenado a un castigo en ambos mundos. Pero como Allah es el Más Justo y Más Compasivo, Noé volvió inmediatamente a Él y buscó refugió en Él, porque debería preguntarLe sobre lo que no tenía conocimiento por sí mismo:
¡Señor mío! Busco refugio en Ti para no pedir cosas sobre las que no tengo conocimiento; si no me perdonas y tienes misericordia de mí estaré perdido (11:47).
Abraham. Abraham, “el íntimo amigo de Allah”, era uno de los grandes Profetas. El Mensajero de Allah se enorgullecía de su conexión con él diciendo: “Soy aquel por cuya llegada Abraham imploró y del que Jesús dio buenas nuevas y recuerdo a mi antepasado Abraham más que a nadie”.[8] Fue arrojado al fuego por su fe en un sólo Dios, y el fuego, por Voluntad y Poder de Allah, se enfrió y se convirtió en un medio de salvación para él.
Como todos los Profetas, Abraham nunca había pensado en adorar a otro que no fuera Allah. A pesar de esa realidad, se han propagado varias historias erróneas y falsas en algunos comentarios coránicos. Éstas proceden de la incorrecta interpretación del versículo siguiente:
Y cuando cayó sobre él la noche, vio un astro y dijo: “Este es mi Señor”, pero cuando desapareció, replicó: “No amo lo que se desvanece.” Y cuando vio que salía la luna, dijo: “Este es mi Señor.” Pero al ver que desaparecía, pensó: “Si mi Señor no me guía seré uno de los extraviados”. Y cuando vio el sol naciente, dijo: “Este es mi Señor pues es mayor”, pero cuando se ocultó, exclamó: “¡Oh mi gente, me he liberado de todo lo que identificáis con Allah! He dirigido mi rostro a Quien ha creado los cielos y la tierra y no soy de los que identifican las cosas con Allah” (6:76-79).
Estos versículos demuestran claramente que Abraham intentó convencer a su gente de que ningún cuerpo celeste podría ser Dios. Abraham vivió entre los caldeos del Norte de Mesopotámia, unas personas que conocían los principios de la astronomía y el movimiento de los astros en el firmamento, a los cuales adoraban y además de otros ídolos también. Abraham primero discutió con su padre diciéndole que ningún ídolo merecía ser adorado: Cuando Abraham le dijo a su padre Azar: ¿Tomas a unos ídolos por divinidades? Te veo a ti y a los tuyos en un claro extravío”(6:74).
Como Azar era el escultor local de ídolos, Abraham empezó su misión oponiéndose a él. Después, buscó cómo guiar a su gente a la verdad. Como tenían grandes conocimientos sobre los cuerpos celestes, Allah le informó sobre estos asuntos y le hizo ver varias realidades metafísicas ocultas para que así consiguiera tener una certeza absoluta en la creencia y convenciera a su gente sobre su desviación:
Así fue como mostramos a Abraham el dominio de los cielos y de la tierra para que fuera de los que saben con certeza (6:75).
Mientras viajaba en las mentes y los corazones a través de los cuerpos celestes, Abraham empezó a decir a su gente que un astro no podría ser Dios porque se desvanecían. Aunque los supersti­ciosos pudieran interpretar cosas y atribuirles influencia a los astros, el conocimiento verdadero demuestra que surgen y se establecen según las leyes establecidas por Allah, y que su luz desaparece de nuestra vista cuando cae la noche. Entonces, ¿por qué alguien adoraría a los astros?
Su segundo paso en esta analogía era demostrar que la luna, a pesar de parecer más brillante y más grande que una estrella, no podría ser Dios porque ella también ha sido dispuesta como una estrella, cambia su forma cada hora y depende de otros cuerpos celestes para su luz. En este punto, Abraham declaró claramente que él había sido dirigido por su Señor y los que no adoraban sólo a Él se perderían.
La última analogía de Abraham demuestra que no se puede adorar al sol como a Allah, porque a pesar de su tamaño y luz, él también desaparece de la vista. Así que adorar a los fenómenos creados es una auténtica locura. Después de rechazar la adoración en la creación, Abraham declaró su fe:
He dirigido mi rostro a Quien ha creado los cielos y la tierra y no soy de los que le asocian compañeros (6:79).
Así que es un gran error deducir de este versículo que Abraham confundió los cuerpos celestes como Dios en las tempranas etapas de su vida.
El segundo lapsus atribuido a Abraham es que él llamó a Allah para que le mostrara cómo resucitar a los muertos. Acerca de eso el Corán dice:
Y cuando Abraham dijo: “¡Señor mío! Déjame ver cómo resucitas lo que está muerto”. Allah preguntó: “¿Acaso no me crees?” Respondiendo Abraham: “Por supuesto que sí, pero es para que mi corazón se tranquilice” (2:260).
En un hadiz, el Mensajero de Allah dice que setenta mil velos separan a Allah de los seres humanos. Esto implica que nuestro viaje hacia Él es interminable y que las personas tienen diferentes grados de conocimiento y entendimiento así como varias capacidades para satisfacerlos tanto espiritual como intelectualmente. Como Allah es Infinito, Ilimitado en Sus Atributos y Nombres, cada individuo sólo puede obtener algún conocimiento sobre Él y conseguir un grado de satisfacción-según su capacidad-.
Abraham tenía una de las capacidades humanas más grandes y por eso necesitaba aumentar el conocimiento sobre Allah cada día para conseguir la satisfacción espiritual completa. Los Profetas, como los demás seres humanos, estaban en un constante proceso de crecimiento espiritual e intelectual. Considerando cada etapa previa de creci­miento insuficiente, perseguían incesantemente niveles superiores de convicción. Por eso, el Mensajero de Allah le pedía perdón a Él cien veces al día y le suplicaba con frecuencia diciendo:
Alabado seas Tú, nosotros no sabemos de Ti tanto como Tu conocimiento requiere, ¡Oh el Conocido! Alabado seas Tú, nosotros no te hemos adorado tanto como requiere Tu adoración, ¡Oh El Adorado!
Una vez Muhyiddin ibn Arabi vio a Mevlana Jalaluddin Rumi le preguntó: “¿Quién es más grande: el Profeta Muhammad que dice ‘Alabado seas Tú, nosotros no te hemos conocido tanto como requiere Tu conocimiento, ¡Oh el Conocido!’” o Bayazid al-Bastami, que dice-en un momento de éxtasis-“Alabado sea yo, ¡qué superior soy!”? La respuesta de Mevlana también contesta a los que intentan encontrar falta en la vida de Abraham: “Ambas palabras demuestran la grandeza de nuestro Profeta. El corazón o el alma del Mensajero de Allah es como un océano, tan profundo y enorme que no se podría satisfacer. Pero en comparación el alma de Bayazid es como un jarro-fácil de llenar y rápido en desbordarse”.[9]
Para eliminar cualquier duda posible sobre la convicción de Abraham, una vez el Mensajero de Allah dijo: Si la convicción de Abraham contuviera una duda, nosotros estaríamos más predispuestos a dudar que él [10]
Toda la vida de Abraham fue una lucha constante contra la incredulidad y el politeísmo. Sólo en tres ocasiones usó alusiones. En otras palabras, llamaba la atención de su público hacia otras cosas, haciendo referencias indirectas a la verdad. Lo hacía para evitar el acoso o explicar una verdad religiosa en términos simples. Sin embargo, algunos eruditos consideran estas alusiones como mentiras, por eso debemos aclararlas aquí.
La primera alusión: Cuando su gente le pidió que participara en sus celebraciones religiosas, lanzó una mirada a las estrellas y dijo que estaba enfermo.
Abraham no estaba enfermo físicamente, pero la profunda pena por la falsedad con la que estaba vinculada su gente llenaba su mente y su alma. Era imposible para él adorar a los ídolos, él había sido elegido para destruirlos. Una vez, para no participar en sus ceremonias les dijo que estaba enfermo y después de que ellos se marcharan destrozó sus ídolos. Esto no resultó ser falso, porque sus ídolos y su idolatría le ponían enfermo realmente. Es por eso que hizo lo que hizo. El Corán lo elogia por eso:
Entre los que siguieron el camino de Noé estaba Abraham. Se presentó ante su Señor con un corazón puro y limpio. Y dijo a su padre y a su gente: “¿Qué es lo que estáis adorando? ¿Buscáis dioses más allá de Allah? ¿Y cuál es entonces vuestra opinión del Señor de los mundos?” Y lanzó una mirada a las estrellas y dijo: “Realmente estoy enfermo”. Entonces se apartaron de él dándole la espalda. Se dirigió a sus dioses y dijo: “¿Por qué no coméis–de las ofrendas ante vosotros-? ¿Por qué no habláis?” Entonces fue sigilosamente hacia ellos golpeándolos con fuerza–y destruyéndolos-(37:83-93).
La segunda alusión: Abraham usa la ironía para convencerlos.
Es verdad que anteriormente le concedimos a Abraham la rectitud; y estábamos bien informados sobre él. Le preguntó a su padre y a su gente: “¿Qué son estas imágenes a las que dedicáis-tan asiduamente-vuestra adoración?” Ellos contestaron: “Encontramos a nuestros padres adorándolas”. Él dijo: “Realmente vosotros y vuestros padres estáis en un evidente extravío-de la verdad-”. Ellos dijeron: “¿Nos traes la verdad o estas bromeando con nosotros?” Él contestó: “Muy al contrario. Vuestro Señor es el Señor de los Cielos y de la Tierra, Él es quien los ha creado. Y yo soy uno de los que dan testimonio de ello-a esta verdad-. Por la gracia de Allah, tengo un plan para vuestros ídolos una vez que hayáis dado la espalda”. Entonces los hizo pedazos con excepción de uno grande que tenían, para que así pudieran volver su atención hacia él. Dijeron: “¿Quién ha hecho esto a nuestros dioses? Ciertamente es un injusto el culpable”. Dijeron: “Hemos oído a un joven referirse a ellos, le llaman Abraham”. Dijeron: “Traedlo a la vista de todos, quizás pueda atestiguar”. Preguntaron: “¿Eres tú el que has hecho esto con nuestros dioses, Abraham?” Y contestó: “No, él lo hizo, éste, el mayor de ellos. ¡Preguntadles, si es que pueden hablar!” (21:51-63)
Algunos consideran la última respuesta de Abraham como una mentira. La verdad es que es sólo un ejemplo de ironía mordaz. Abraham quiso hacerle entender a su gente que los objetos no pueden hablar, hacerse ningún tipo de daño y que no son dignos de adorar. Tuvo tanto éxito en su intento que su gente, incapaz de negar su razonamiento, no tuvo más remedio que tirar sus ídolos al fuego para protegerlos.
Abraham no dijo que los ídolos habían sido destrozados por el más grande. Mirad con cuidado a su respuesta.
Él dijo: “Él lo hizo” y después paró–hay una interrupción significante en la lectura del versículo-y luego siguió: “¡Éste, el mayor de ellos!” Por eso, la frase Él lo hizo se refiere a alguien que destruyó a los ídolos, pero desviando la atención del público al mayor diciendo: ¡Éste, el mayor de ellos!
Una vez el Mensajero de Allah le dijo a una mujer mayor que los ancianos no iban a entrar en el Paraíso. Cuando vio que sus palabras la habían afligido profundamente, explicó su ironía: “Porque van a entrar como personas jóvenes”.[11]
La tercera alusión: Abraham y su mujer Sara.
En un hadiz y también en la Biblia (Génesis 20:2-14), leemos que Abraham quiso que su mujer les dijera a los que preguntaban que ella era su hermana y no su mujer.[12] Según la Biblia, Abraham lo hizo porque si supieran su verdadera identidad, la podrían haber matado. Esto no es una falsedad, porque como está declarado en el Corán, todos los creyentes son hermanos y hermanas.
En conclusión, Abraham nunca mintió, si lo hubiera hecho, habría sido reprochado por Allah. Sin embargo el Corán nunca menciona que Allah le reprochara por mentir. Por el contrario, en el Corán son mencionadas las alusiones donde Allah lo premia. Por esa razón la Tradición Profética acerca de esas alusiones no debería ser entendida literalmente.

[1] No es mencionado como Profeta en el Corán. Sin embargo, el Corán menciona a los hijos de Jacob como los nietos dignos de seguir. Aunque acusaron a José por envidia, deben haber corregido su camino después. Según la Biblia, no el Corán, algunos Profetas israelitas eran descendientes de Judas.
[2] Aunque los hijos de Jacob maltrataron a su hermano José por celos, deben haber corregido su camino.[3] Ibn Kazir, al-Bidaya, 2: 313-14.
[4] Bujari, “Anbiya”, 48; Muslim, “Fadail”, 144.
[5] Bujari, “Tahajjud” 7, “Sawm” 59; Muslim, “Siyam” 182.
[6] Para diferentes versiones del hadiz, vease, Bujari, “Hudud” 22; Abu David, “Hudud”, 17; Tirmizi, “Hudud” 1; Ibn Maja, “Talaq” 15,16.
[7] Bujari, “Tafsir” 3; Tirmizi, “Qadar” 2; Ibn Hanbal, 2:287,314.
[8] Muslim, “Iman”271.
[9] Mulla Jami, Nafahat al-Uns, 521.
[10] Bujari, “Anbiya” 11.
[11] Ibn Kazir, Shama’il, 84-85.
[12] Bujari, “Anbiya,” 8; Muslim, “Fada’il,” 154.

El supuesto fallo de Abraham

Abraham comenzó su misión mediante un llamamiento a su padre Azar, el escultor local de ídolos, para que abandonara la idolatría y dirigirse hacia Allah, el Creador del Cielo y de la Tierra. Cuando su padre rehusó a hacer tal cosa, él lo abandonó, diciéndole que debería pedirle el perdón a Allah. Él mantuvo su promesa: Perdona a mi padre, porque él es uno de aquellos que caminan extraviados (26:86).
Algunos consideran esto un lapsus, porque después de todo su padre era un incrédulo. Sin embargo es difícil considerar esto como un error, porque Abraham fue un Profeta enviado por Allah para llamar a las personas hacia la verdad y la salvación. Como a todos los Profetas, le afligió mucho el no ver ningún servidor de Allah, a nadie que siguiera Su camino a la felicidad y salvación para ambos mundos. Podemos descubrir en los siguientes versos cuánto deseaba que su padre fuera guiado:
-También-menciona en el Libro-la historia de-Abraham: “Él fue un hombre de la verdad, un Profeta”. Él preguntó a su padre: “Padre mío, ¿por qué adoras aquello que no puede oír ni ver, aquello que no puede beneficiarte? A mi me ha llegado el conocimiento, el cual no te ha alcanzado a ti, así que sígueme. Yo te guiaré hacia lo justo. No sirvas a Satán, porque Satán es un rebelde en contra del Gran Misericordioso. Temo que sufras un castigo del Gran Misericordioso y así te conviertas en un amigo para Satán” (9:114).
Esa fue la tarea de Abraham, convocar personas para adorar a Allah, hacerles desistir de su rechazo obstinado. Aunque el Corán abiertamente manifestó que: Como a todos aquellos que no creen, les es igual si son o no advertidos, porque ellos no creerán (2:6), el Mensajero de Allah nunca se rendirá en sus advertencias hacia ellos. Además de llamar a su padre hacia la verdad, Abraham rezó por él hasta que, como se menciona en el Corán, se dio cuenta de que su padre era un enemigo de Allah. Cuando se convenció de este hecho, él mismo se desligó de su padre. Allah menciona esto, no como un fallo por parte de Abraham, sino como una virtud, diciendo: Porque Abraham fue el más bondadoso, de buen corazón, paciente (9:114).
Allah también menciona la excelente conducta de Abraham, como un ejemplo a seguir:
Ahí tenéis un excelente ejemplo-a seguir-en Abraham y aquellos que están con él. Ellos dijeron a su pueblo: “Nosotros somos libres de vosotros y lo que sea que adoréis además de Allah. Nosotros os hemos rechazado, y ha surgido enemistad y odio por siempre entre vosotros y nosotros, a menos que creáis en Allah como el Único”. Pero Abraham dijo a su padre: “Oraré para que os perdone, aún cuando no tengo el poder-para obtener-pediré por ti en el nombre de Allah. ¡Señor nuestro! En Ti hemos depositado nuestra confianza y a Ti volvemos con arrepentimiento; a Ti regresamos finalmente” (60:4).
Como se indica arriba, Abraham oró por el perdón de su padre porque él había prometido hacerlo (9:114) Cuando él vio que su padre persistía con determinación en su incredulidad, se desligó de él y no pidió más por su indulgencia.
Finalmente debe notarse aquí que algunos comentaristas Coránicos no consideran a Azar como al padre de Abraham. Aún cuando no es un defecto por parte de Abraham el haber nacido de un padre incrédulo, por que Allah Todopoderoso hace surgir lo vivo de lo muerto y lo muerto de lo vivo (3:27), el Corán usa siempre la palabra ab-la cual sumada con padre puede significar Tío, padrastro, padre adoptivo o abuelo-para Azar.
Aun cuando fue advertido de no buscar el perdón para Azar, el Corán menciona que en su vejez oró: Señor nuestro, perdóname a mí, a mis padres y a todos los creyentes en el día que el ajuste de cuentas sea establecido (14:41). En esta oración, él usa la palabra walid-el que lo engendró-para el padre. Es por lo tanto poco posible que Azar no fuera quien lo engendró. De acuerdo con la Biblia, el verdadero padre de Abraham fue Terah. Sin embargo, Allah es quien lo sabe mejor.
José. El Profeta José es exaltado en el Corán como un ejemplo de castidad. En su niñez, sus hermanos llenos de envidia lo arrojaron y abandonaron dentro de un pozo. Una caravana que pasaba lo encontró y más tarde lo vendió como esclavo a un alto oficial-probablemente ministro-de la corte del Faraón de Egipto. La Biblia le da el nombre de Potifar (Génesis 37:36)
José procedía de una familia de Profetas. Cuando alguien dijo al Mensajero de Allah que era un hombre noble, el Mensajero hizo referencia a este hecho diciendo: “El noble, hijo de un noble, quien es hijo de un noble, quien es a su vez hijo de otro noble. Este es José, hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, el amigo íntimo de Allah”[1] José era aún un niño cuando estaba en el pozo y Allah le reveló que el un día diría a sus hermanos la verdad sobre lo que ellos le habían hecho (12:15) Por lo tanto fue protegido de todo pecado desde el principio.
José, un hombre joven excepcionalmente bien parecido, rápidamente llamó la atención de la esposa de su maestro. Posteriormente ella se enamoró de él. En palabras de las damas de la ciudad capital, citadas por el Corán, José le inspiró un amor apasionado (12:30). Ella trató de seducirle, cerrando las puertas con llave e invitándolo a acercarse a ella. Pero José, habiéndole otorgado Allah el conocimiento, el sano juicio y el discernimiento, replicó inmediatamente: ¡Allah nos libre! Verda­de­ramente mi Señor me ha tratado honorablemente. Sin duda, los que hacen el mal nunca prosperarán (12:23).
José ha adquirido el rango de ihsan, el cual es descrito, por el Mensajero de Allah, como la capacidad del creyente para adorar a Allah, como si este estuviera justo frente a él o ella. En otras palabras, estar consciente de que Allah le está mirando. Él fue también alguien a quien Allah hizo sincero, puro de corazón y puro de intención. Por lo tanto es inconcebible que él hubiera traicionado la bendición de Allah por haber caído en la tentación. Si él hubiera dado tan sólo un paso en aquella dirección, se habría convertido en uno de aquellos que obran mal, si es que acaso él hubiera violado la confianza de su maestro.
Mientras se narra el resto de la historia, el Corán dice:
Ciertamente, ella ardía en su interior por él y él se quemaba internamente por ella, hasta que él vio la evidencia de su Señor: Fue así para apartar de él el mal y la indecencia. En verdad es uno de Nuestros siervos elegidos (12:24).
Desafortunadamente, la oración traducida aquí como: ella ardía en su interior por él; y él se quemaba internamente por ella, hasta que él vio la evidencia de su Señor, ha sido mal entendida por algunos comentaristas del Corán para explicar que “ella lo deseaba y que fue atraída hacia él; y él la deseaba y fue atraída hacia ella, pero sólo hasta el punto en el que él vio la evidencia de su Señor y se detuvo”. Algunos embellecieron la evidencia de su Señor con elevados atributos: como Jacob, que aparece con su mano en sus labios y que salva a su hijo de un pecado grave.
Más que un malentendido, esto es una difamación contra un profeta que fue honrado y presentado por Allah como: “el modelo más excelente de Castidad”, y por el Mensajero de Allah como el más noble de todos. Para terminar con tales dudas, analizaremos hamma, la cuál hemos traducido literalmente como “arder internamente” porque esta palabra ha confundido a algunos comentaristas.
Hamma significa literalmente “sufrir, quemarse, confundirse internamente y ser consumido por la pasión y el deseo”. Hay un principio en las ciencias de la morfología y de la semántica, que se prefiere al primer y más común significado de una palabra, a menos que una inconsistencia o una disensión aparezcan en el contexto. Este principio, junto con otros dos principios que se explicarán más tarde, hacen imposible tomar hamma en su primer significado:
Primero: José y la mujer de su maestro procedían de mundos distintos con respecto a sus creencias, ambiciones, caracteres y modos de vida. Por lo tanto, cada uno tenía su propio sufrimiento y ansiedad, además de ser movidos por ambiciones totalmente distintas.
Segundo: El versículo que contiene la palabra hamma es una explicación acerca de la virtud de la creencia y de la sinceridad que tienen el favor y la protección especial de Allah. No es simplemente parte de la historia. También hay que puntualizar que hay algunas pausas después de cada frase, que demuestra que estos no forman una cadena de acontecimientos sino que expresan tres realidades diferentes. En este caso, el significado preciso del verso es el siguiente:
Ella estaba ardiendo en su interior debido al amor que sentía por José. Este amor le causó un gran problema; su castidad, buen carácter y buena reputación podrían haber sido dañadas. Tenía que evitar esa situación. En esta disyuntiva, la evidencia de Allah-Su protección o algo más-le ayudaron y alejaron todo mal de él, porque Allah ya lo había hecho uno de Sus sinceros y puros siervos. Él no era mujlis-purificado o sincero gracias a su auto-disciplina y estudios espirituales-sino que era mujlas–alguien dotado de sinceridad y pureza por Allah-.
Además, el verbo hamma en este contexto no indica el comienzo de una acción, porque leímos en el versículo anterior que ella ya había empezado dicha acción: ella cerró la puerta y le dijo: Ven aquí (12:23). Pero José se negó. Así que decir que hamma significa “dirigirse a hacer algo” se contradice con el versículo anterior tanto para José como para la mujer así como en el versículo siguiente: Ambos corrieron hacia la puerta y entonces ella le rasgó la túnica por detrás (12:25). Es evidente que José corrió hacia la puerta para huir y ella al agarrarle, le rasgó la túnica por detrás.
Sin embargo, algunos sugieren que ella deseó a José y quizá él también podría haberla deseado si no fuera por las advertencias de su Señor. Pero como había sido protegido contra el pecado desde un principio, no experimentaría pasión alguna por ella. En ambos casos, él no sintió nada por ella ni se dirigió a su presencia. Como los otros Profetas, José era infalible.
Muhammad. El Mensajero de Allah es superior a todos los demás Profetas. Esto no podría ser de otra manera, ya que él fue enviado como misericordia a todos los mundos. La religión transmitida por él incluye todos los principios esenciales de las religiones reveladas anteriormente y además todo lo necesario para afrontar los problemas de la humanidad hasta el Último Día. Por el contrario, los Profetas anteriores tan sólo fueron enviados a ciertas personas en concreto y por un período limitado de tiempo.
El Profeta Muhammad, en las palabras de Busiri: “...es el sol de las virtudes y en comparación con él los otros profetas son tan sólo estrellas que difunden luz a las personas en la noche”. Cuando el sol sale, la luna y las estrellas desaparecen ante su fulgor. Asimismo, cuando el “Sol de la Profecía”, el Profeta Muhammad apareció para iluminar todo el universo, la luz de las estrellas se hizo innecesaria. Como sus predecesores, el Profeta Muhammad era infalible. Leemos en el Corán y también en los libros de historia que aunque sus enemigos le calumniaron cruelmente, nunca tuvieron dudas sobre su honestidad y su infalibilidad.
Dijeron que estaba “loco”-él amaba locamente a Allah y deseaba de esta misma manera que su gente fuera guiada. Por eso estaba “loco”, no en el sentido de enajenación. Ellos dijeron que era un “mago” que convencía a todos-convencía a la gente por medio de su personalidad, además de emplear el Islam y el Corán, ambos adquiridos de Allah-. Pero él no era un mago. También dijeron que era un “adivino”-hizo miles de predicciones, muchas de ellas ya se han realizado y las otras esperan a ser cumplidas. Pero él no era un adivino.
Como en las expresiones coránicas ya discutidas que aparentemente, parecen poner en duda la infalibilidad de algunos Profetas, hay varias advertencias en el Corán en cuanto a algunos actos del Mensajero de Allah. Sin embargo, antes de analizarlos, debemos recordar que los Profetas, como grandes juristas, también ejercieron su criterio personal sin ningún fallo explícito o implícito acerca de la materia que en cuestión había sido revelada.
Tal como las mujeres del Profeta no son iguales a otras mujeres musulmanas en tanto en cuanto a la recompensa y al castigo Divino (ver 33:30-32), Allah no trata a los Profetas como lo hace con otros creyentes. Por ejemplo, Él los reprendió cuando ellos bebieron el agua de Zamzam-un pozo de agua en La Meca-en lugar de beber el agua Kavsar-una fuente en el Paraíso-. Tales advertencias no deberían ser consideradas nunca como el resultado del pecado. Además, estas advertencias por lo general son elogios realmente Divinos que muestran la grandeza de los Profetas y su proximidad a Allah.
• El Mensajero de Allah y los presos capturados durante la Batalla de Badr
La pequeña comunidad Musulmana de La Meca fue sometida a las torturas más brutales. Sus miembros las aguantaban con paciencia y nunca pensaron en la venganza, ya que el Corán ordenó al Mensajero de Allah llamar a los incrédulos con gran sabiduría y buena predicación, a combatir el mal con el bien y perdonar sus faltas y actos impuros. Cuando los musulmanes emigraron a Medina para vivir según los principios Islámicos, lo dejaron todo. Sin embargo, siguieron siendo acosados en Medina tanto por politeístas de La Meca como por un nuevo grupo: las tribus judías de Medina. Además, aunque los Ayudantes de buen grado compartían todas sus posesiones con los Emigrantes, todos los musulmanes experimentaron la privación. En tales circunstancias difíciles y dado que habían estado equivocados, Allah les permitió resistir el ataque enemigo. Esto fue justo antes de la Batalla de Badr.
Esta batalla fue la primera confrontación militar de los musul­ma­nes contra fuerzas enemigas. Aunque superados en número, los creyentes obtuvieron una gran victoria. Hasta entonces, si no aceptamos las opiniones de algunos comentaristas del Corán que informan de que la Sura Muhammad, que contiene normativas del trato de prisio­neros de guerra, fue revelada antes de la Sura al-Anfal, ningún mandamiento Divino había sido revelado antes sobre cómo tratar a los cautivos. Los musulmanes no sabían si ellos tenían que matar a los sol­da­dos enemigos o tomarlos como prisioneros. A Sad ibn Muaz, por ejemplo, no le agradó ver a los musulmanes tomar prisioneros; él estaba a favor de matarlos en la primera confrontación.
Después del combate, el Profeta consultó con sus Compañeros, como siempre hacía donde no había ninguna Revelación específica, acerca de cómo tratar a los presos. Abu Bakr dijo: “¡Oh Mensajero de Allah!, ellos son tu gente. Aunque ellos te hicieron mal a ti y a los creyentes, tú ganarás sus corazones y guiaras su camino si los perdonas y los complaces”.
Omar tenía una idea diferente. Él dijo: “¡Oh Mensajero de Allah!, estos presos son las figuras principales de La Meca. Si los matamos, la incredulidad no será tan fuerte como para que siga luchando contra nosotros. Entrega cada prisionero a su pariente musulmán. Permite que Ali mate a su hermano Aqil. Deja a Abu Bakr que mate a su hijo Abd al-Rahman. Déjame matar a mis parientes y así sucesivamente”.
El Mensajero de Allah se dirigió a Abu Bakr y dijo: “Tú eres como Abraham que dijo: ¡Señor mío! Es cierto que ellos extravían a muchos hombres. Quien me siga será de los míos pero quien me desobedezca...Realmente Tú eres el Clemente, el Compasivo (14:36). Y también eres como Jesús que dijo: Si los castigas...Son Tus siervos; y si los perdonas...Tú eres, ciertamente, el Poderoso, el Sabio” (5:118). Después se dirigió a Omar y dijo: “Tú eres como Noé que decía: ¡Señor mío! No dejes ni un sólo incrédulo en la Tierra (71:26). Y también eres como Moisés que dijo: ¡Señor nuestro! Destruye sus riquezas y endurece sus corazones, porque no van a creer hasta que no vean el castigo doloroso” (10:88). Y siguió el consejo de Abu Bakr.[2]
Cada Profeta fue enviado para guiar a la gente hacia el camino de Allah y la misión de cada uno estaba basada en la piedad. Sin embargo, la piedad a veces requiere, como en el caso de Noé y Moisés, amputar una extremidad para salvar la vida. El Islam, siendo el camino intermedio del equilibrio absoluto entre todos los extremos temporales y espirituales y conteniendo los senderos de todos los Profetas anteriores, proporciona alternativas a cada situación.
Antes de la batalla de Badr, los musulmanes estaban débiles, mientras que sus enemigos eran fuertes, formidables y muy organizados en cuanto a medios materiales se refiere. Así, las condiciones pudieron haber requerido que no es propio de un profeta tomar prisioneros antes de haber combatido con insistencia en la tierra (8:67), ya que ellos luchaban por la causa de Allah, sin ningún objetivo mundano. Sin embargo, Allah el Omnipotente ya había decretado que el rescate y el botín de guerra fueran lícitos para los musulmanes. Los corazones puros del Profeta y Abu Bakr deben haber sentido que Allah permitiría que ellos tomaran prisioneros para pedir un rescate y botín de guerra. Por lo tanto, liberaron a los presos a cambio de algún rescate antes de que los versos concernientes fueran revelados:
De no haber sido por un decreto previo de Allah, os habría alcanzado un gran castigo por lo que hubierais tomado. Sin embargo, beneficiaros de lo que hayáis obtenido como botín de guerra que sea lícito y bueno; temed a Allah (8:68-69).
Esto se menciona de manera más explícita en otro versículo:
Y cuando tengáis un enfrentamiento con los incrédulos, gol­peadles en la nuca; y una vez los hayáis dejado fuera de combate, apretad las ligaduras y luego, liberadlos con benevolencia o pedid un rescate (47:4).
Para concluir, los musulmanes no desobedecieron los Mandamientos Divinos que ya habían sido revelados, así que no los infringieron, ya que fue una decisión tomada después de consultar.
• El hecho de eximir a los Hipócritas de la expedición de Tabuk por parte del Profeta
La expedición de Tabuk tuvo lugar en el noveno año después de la hégira durante el verano, cuando el calor de Arabia era más intenso. Los soldados fueron enviados a enfrentarse en aquel momento contra Bizancio, una de las dos superpotencias de la zona. En contra de su costumbre, el Mensajero de Allah anunció el objetivo de la expedición. Algunas personas pidieron ser dispensadas y el Mensajero de Allah perdonó a aquellos cuyas excusas consideró como justificables. Él no comprobó si decían la verdad, como musulmanes, los juzgó según sus signos externos y la afirmación de fe.[3]
Además, cuando Allah revela los defectos de la gente, Su Mensajero nunca reprochó a la gente directa o individualmente estos defectos. Cuando distinguía un defecto en un individuo o una falta común en su comunidad, subía el púlpito y daba una advertencia general. Nunca mencionaba ningún nombre.
Muchos hipócritas ofrecieron falsas excusas. A pesar de esto, el Mensajero de Allah aceptó sus pretextos. En este caso: ¡Que Allah te disculpe! ¿Por qué les distes dispensa antes de que se te hiciera claro quiénes eran los sinceros y antes de saber quiénes eran los que mentían? (9:43) fue revelado.
Aunque algunos eruditos sostuvieron que Allah reprochara a Su Mensajero de eximir a los Hipócritas, lo cierto es que fue al contrario. El Imán Fakhr al-Din al-Razi y muchos otros, entre quienes están los lingüistas también, han indicado correctamente que ¡que Allah te perdone! es una exclamación,-como ¡Allah te bendiga!-. De este modo, el sentido verdadero de la expresión es ¡Allah te conceda gracia! Como fue explicado anteriormente, no es necesario para un pecado existir antes de que el perdón sea concedido. Por ejemplo, como vimos en los versos 4:99, 5:3 y 4:43, el perdón puede ser yuxtapuesto con la gracia, ya que sus sentidos son estrechamente ligados.[4]
Además, el Mensajero de Allah fue motivado por la amabilidad así como la política: amabilidad porque, en la urgencia del momento, no deseó rechazar aquellos que tenían verdaderas excusas; y la política, porque aquellos que estaban allí solamente por obligación serían una carga y una fuente de desorden. Esto está declarado manifiestamente:
Si hubieran salido con vosotros, no habrían hecho sino añadir confusión, se hubieran precipitado en difundir rumores entre vosotros buscando la discordia y algunos les habrían escuchado. Allah conoce a los injustos (9:47).
El Mensajero de Allah sabía quienes eran los Hipócritas: Y de hecho los reconocerás por el tono de sus palabras (47:30). Además, Allah no deseaba que ellos estuvieran en la lucha:
Si hubieran querido salir, se habrían preparado para ello. Pero a Allah le desagradó enviarlos y los detuvo; y se les dijo: ¡Permaneced con los que se quedan! (9:46)
En consecuencia el verdadero sentido del versículo que estámos tratando es este: ¡Allah te conceda gracia! Si tú no los hubieras perdonado cuando ellos lo pidieron, los Hipócritas habrían sido distinguidos claramente de los verdaderos. Como podemos ver, el Profeta no está siendo reprendido; más bien, el verso expresa un elogio Divino y el afecto hacia él.
• Sura al-Abasa (Frunció el ceño)
La misión profética no es un trabajo que cualquiera puede hacer. Cada persona tiene dos aspectos: uno divino y otro terrenal. Sin embargo Nosotros, formados de polvo y creados de una humilde gota de “agua”, hemos sido distinguidos con el aliento de Allah. Por consecuencia, podemos elevarnos a rangos infinitamente altos y también descender a niveles bajos. Todos los Profetas pertenecían a los más altos rangos. Allah los eligió y los dotó con todas las virtudes loables y el grado más alto grado de facultades intelectuales y espirituales.
Para alcanzar a vislumbrar la grandeza del Mensajero de Allah deberíamos considerar cómo, por voluntad y Poder de Allah, transformó a gente salvaje y atrasada del desierto en fundadores de la más magnífica civilización de la historia de la humanidad. Además la recompensa de los hechos de cada creyente, desde los tiempos del Profeta hasta el Juicio Final, es añadida a la recompensa del Profeta, que hace que él crezca en espíritu incesantemente.
A pesar de esto, algunos comentarios clásicos del Corán y otros por el estilo contienen aseveraciones basadas en préstamos o anécdotas no fiables incompatibles con el hecho profético. Lo más grave es que en el mismo mundo musulmán, “inve­stigadores” bajo la influencia de orientalistas o tentaciones terrenales, han sido menos que respetuo­sos hacia el hecho profético, el Mensajero de Allah y la Sunna. Engañados en el error de “la reflexión del sol para el sol mismo”, se consideran libres de criticar al Profeta y su Sunna. Uno de sus pretextos son los versos iniciales de Surat al-Abasa:
Frunció el ceño y se apartó porque el ciego vino hacia él. ¿Pero quién sabe?, a lo mejor se purificaría con tu consejo o se beneficiaría de tu advertencia. Al que se considera autosuficiente, le dedicas atención; cuando no es respon­sa­bilidad tuya que se purifique. Mientras quien venga a ti con afán y es temeroso (de su Señor) te despreocupas de él (80:1-10).
De acuerdo con lo que algunos comentaristas del Corán han escrito, el Mensajero de Allah una vez que estaba atareado en plena dedicación a la transmisión del Mensaje a los líderes paganos de Coraich fue interrumpido por un ciego. Este hombre, Abdallah ibn Umm Maktum, era tan pobre que nadie solía tenerlo en cuenta. Él deseó beneficiarse de la enseñanza del Mensajero de Allah, pero a éste le disgustó la interrupción y se impacientó. Y por eso, los versos siguientes fueron revelados para reprochar al Profeta.
Sin embargo, esta historia es discutible por varias razones:
-La narración del acontecimiento y sus participantes no son los mismos en todos los libros de Tradición, dignos de confianza así como en algunos comentarios coránicos. En total, varios relatos mencionan a siete personas además de Ibn Umm Maktum.
-Varios versos explican cómo los Profetas anteriores se comportaron con los pobres. Es inconcebible para un Profeta que siempre aconsejaba a sus seguidores que estuvieran con la gente pobre, fruncir el ceño o darle la espalda a un pobre ciego, el cual había venido tan sólo para escucharle.
-El Corán da gran importancia a cómo un creyente se comporta en la presencia del Mensajero de Allah. Por ejemplo, no deben “marcharse sin pedir su permiso cuando están con él”. No pueden entrar en su casa sin permiso, sus buenas acciones se perderán si elevan sus voces sobre la de él y serán castigados en el Infierno si le maltratan. Considerando esto, Ibn Umm Maktum debería haber sido reprendido por interrumpir al Mensajero de Allah.
-Ibn Umm Maktum era el hijo del tío de Jadiya y uno de aquellos que aceptaron el Islam en sus tempranos días. Él tenía una posición notable en el Islam. El Mensajero de Allah le delegó el gobierno de Medina dos veces mientras él estaba en campañas militares. De este modo, a pesar de su ceguera, él no debía haber sido tan grosero al interrumpir al Mensajero de Allah mientras éste invitaba a los líderes del Coraich a la verdad. Él era ciego, pero no sordo.
-La reprimenda contenida en dichos versos relevantes es dema­siado severa para proceder del Profeta. Los verbos “fruncir el ceño” y “darle la espalda” no son utilizados nunca en el Corán mencionando un Profeta; de hecho, estas palabras ni siquiera se usan para los creyentes comunes. En este versículo, los verbos son usados en tercera persona, forma singular. En ausencia del Profeta, este significa el desacato y el envilecimiento. También, las expresiones siguientes son del tipo usado para los líderes de los incrédulos. Por lo tanto, es inconcebible que el objetivo de esta reprimenda sea el Profeta.
-Los comentaristas coránicos que mencionan este incidente añaden que siempre que el Mensajero de Allah veía a Ibn Umm Maktum después le decía: “La paz sea contigo, ¡Oh Tú por quien mi Señor me reprendió!”. Esta adición no se encuentra en los libros confiables relativos a la tradición.
-El Mensajero de Allah era muy bondadoso y daba todo lo que tenía para orientar a su gente. El Corán indica: Os llegó un Profeta de entre vosotros el que no quiere que sufráis ningún mal, se preocupa por vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo (9:128).
Después de todas estas explicaciones, preferimos dejar la verdad del asunto a Allah que es el Omnisciente.
• La oferta hecha por la tribu Thaqif
Antes de entrar en el Islam, la tribu Thaqif trató de conseguir algunas concesiones del Profeta, incluso algunas dispensas de varios deberes religiosos-¡como si el Mensajero estuviera autori­zado a hacer algo así! Incluso un musulmán común nunca pensaría en tal petición, imaginad la reacción del Profeta. Los versículos revelados acerca de este incidente dicen:
A punto han estado los que asocian ídolos a Allah de desviarte de lo que te hemos inspirado para que inventaras acerca de Nosotros otra cosa distinta a ello. Y entonces sí que te habrían tomado por amigo fiel. De no haber sido por la firmeza que te dimos no hubiera faltado mucho para que te hubieras inclinado un poco hacia ellos. Y en ese caso te habríamos hecho probar el doble (castigo) en la vida y el doble en la muerte y después no habrías encontrado quien te auxiliara de Nosotros (17:73-75).
Primero, el Mensajero de Allah es el destinatario directo y receptor único de la Revelación Divina. Por eso, Allah dirige directamente a él las órdenes colectivas e individuales, prohibiciones y responsa­bili­dades. Eso no significa que el Mensajero de Allah a veces ignoraba lo que le decían que hiciera. Siendo la perso­nifi­ca­ción, el representante y el predicador del Islam, así como el más excelso ejemplo, el Mensajero de Allah los practicó de la manera más estricta y experimentó “la historia completa del Islam” en pequeña medida.
Allah le utilizó a él, a su tiempo y a sus Compañeros como un modelo según el cual sería formada la futura expansión del Islam. Él funcionó como una semilla de la cual todas las futuras civilizaciones islámicas, los movimientos y las ciencias-el árbol universal del Islam-crecerían. Por esta razón, tales versos no deberían ser tomados en cuanta nunca para sugerir que el Mensajero de Allah fuera reprochado por hacer algo malo. Esa persona bendita, el Amado de Allah y para cuyo bien Allah creó todos los mundos, está absolutamente libre de defectos, faltas y deficiencias.
El Mensajero de Allah estaba sumamente ansioso por orientar a toda la gente. Para entender al menos sobre su amor y afecto por la humanidad y existencia en general, reflexionad sobre lo que un erudito contemporáneo musulmán dijo acerca de su ansia por la orientación y bienestar de su nación:
Yo no supe nada acerca de los placeres mundanos en mi vida de más de ochenta años. Toda mi vida ha transcurrido en los campos de batalla y en varios otros lugares de sufrimiento. No hubo ningún tormento que no haya probado y ninguna opresión que no haya sufrido. No siento cariño por el Paraíso, ni temo al Infierno. Si atestiguo que la fe de mi nación-es decir todos los pueblos musulmanes-ha sido asegurada, no tendré ninguna objeción a ser quemado en las llamas de Infierno, ya que mi corazón se convertirá en jardín de rosa mientras mi cuerpo está siendo quemado.[5]
Allah le dijo a Su Mensajero, consolándole ante la incredulidad persistente: Tal vez te vayas a consumir de pena en pos de ellos si no creen en este mensaje (18:6).
Habiendo visto el ansia del Mensajero de Allah por dirigir a la gente, los líderes Thaqifi trataron de extraer concesiones especiales. Hasta añadieron que si los otros se opusieran, él podría perdonarlos con la mentira de que su Señor se lo había ordenado hacer así. Desde un punto de vista puramente humano, se puede considerar como políticamente correcto hacer una pequeña concesión para alcanzar el objetivo de una gran misión. Pero el Mensajero no era el creador del Islam; su única responsabilidad era transmitirlo. La religión pertenece a Allah. Los versos en cuestión enfatizan este punto.
• Su matrimonio con Zaynab
Durante el período pre-islámico, e incluso hoy, la esclavitud cultural, económica y espiritual estaba extendida. El Islam vino para destruir tal esclavitud y procuró solucionar este problema social y psicológico por etapas. Ya que la esclavitud tiene un aspecto profundamente psicológico, su abolición repentina podría haber causado condiciones aún más difíciles. Por ejemplo, cuando Lincoln abolió la esclavitud en los Estados Unidos, la mayor parte de los esclavos tuvieron que regresar junto a sus dueños porque su capacidad de asumir responsabilidades, elegir y manejar sus asuntos como gente libre, se les había sido retirada o se había hecho asesinar a sus líderes.
El Islam, como primer paso, estableció rectos principios sobre la forma de tratar a los esclavos como se puede ver claramente en el hadiz siguiente: Los que matan a sus esclavos, serán matados. Los que encarcelan y privan de comida a sus esclavos serán encarcelados y privados de comida. Los que castran a sus esclavos serán castrados,[6] y Los árabes no son superiores a los no árabes; y los no árabes no son superiores que los árabes. La gente blanca no es superior a la gente de color; la gente de color no es superior a la gente blanca. La superioridad está sólo en honradez y miedo a Allah.[7]
Como segundo paso, el Islam permitió que los esclavos se dieran cuenta de su conocimiento humano e identidad. Los educó según los valores islámicos, e implantó en ellos un amor de libertad. Hasta el día de su emancipación, fueron totalmente proveídos de conocimientos para llegar a ser miembros útiles de la comunidad, como agricultores, artesanos, profesores, eruditos, comandantes, gobernadores, ministros y hasta primer ministros.
Otra práctica pre-islámica, que todavía existe en los códigos de derecho civil de muchos países contemporáneos, es permitir que los niños adoptados disfruten del mismo estatus legal que los niños naturales. Por consiguiente, un padre no podía casarse legalmente con la viuda de su hijo adoptivo o la esposa divorciada. Esta práctica tenía que ser abolida, porque ni la adopción ni cualquier otro método de declarar a alguien como hijo pueden crear una relación comparable entre los niños y sus padres naturales.
Zayd era un negro africano que había sido secuestrado y esclavizado cuando era niño. Jadiya, la primera esposa del Mensajero de Allah, lo había comprado en el mercado de esclavos de La Meca. Después de casarse con el Profeta, le entregó a Zayd en regalo. El Mensajero de Allah lo emancipó y le llamó “mi hijo”. Cuando los padres de Zayd finalmente lo localizaron y vinieron a La Meca para llevárselo de vuelta, él rechazó ir con ellos, diciendo que prefería quedarse con el Mensajero de Allah.
Para mostrar la igualdad entre la gente blanca y negra y demostrar que la superioridad a la rectitud y a una devoción a Allah y no a una posición mundana y baja, el Mensajero de Allah casó a Zayd con Zaynab bint Yahsh de la tribu Hashimite. Ella era una mujer musulmana muy fiel e intelectual y tenía un carácter noble. El Mensajero de Allah la conocía muy bien desde su infancia. Aunque su familia hubiera querido que ella se casase con el Mensajero de Allah, estuvieron de acuerdo en permitir que se casara con Zayd porque el Mensajero así lo deseaba.
Sin embargo, Zayd confesó que él era espiritualmente inferior a su esposa. Se dio cuenta, gracias a su intuición, que el sublime carácter de ella se adecuaba al requisito de ser la esposa de alguien superior a él. Muchas veces le pidió permiso al Mensajero de Allah para divorciarse de ella, pero cada vez el Mensajero le aconsejaba que permaneciera casado con ella. Sin embargo, Zayd concluyó que él no era adecuado para su esposa y finalmente se divorció de ella.
Después de eso, Allah le dijo a Su Mensajero que se casara él con ella, aunque esto violara las normas de su sociedad. Pero como este matrimonio había sido ordenado desde el Cielo, cedió a los designios de Allah y se casó con Zaynab:
De manera que cuando Zayd hubo terminado con lo que le unía ella te la concedimos como esposa para que los creyentes no tuvieran ningún impedimento en poder casarse con las mujeres de sus hijos adoptivos, siempre que éstos hubieran terminado lo que les unía a ellas. La orden de Allah debe ser realizada (33:37).
Aunque este matrimonio resultara muy difícil para el Mensajero, Allah lo hizo para abolir una costumbre equivocada y establecer nuevas leyes y costumbres. El Mensajero siempre era el primero en practicar la ley o la regla para que sea establecida y obedecida, de modo que esto tuviera bastante influencia sobre los demás. Su matrimonio con Zaynab fue uno de los mandamientos más difíciles que él tuvo que realizar. Por eso su esposa Aisha comentó: “Si el Mensajero de Allah se inclinara a suprimir algo de lo que le fue revelado, habría suprimido seguramente este verso”.
Como era de esperar, los enemigos del Islam y los Hipócritas difa­maron al Mensajero de Allah. Aunque algunas de sus acusaciones hayan sido realizadas mediante varios comentarios coránicos, nunca ninguna de esas acusaciones o difamaciones han afectado-o afectarán-su castidad y su personalidad pura. Todos los eruditos convienen en afirmar que él vivió felizmente con Jadiya, una viuda 15 años mayor que él, sin que se sepa ningún comportamiento incorrecto por parte de ambos durante su matrimonio de 25 años-que terminó con la muerte de Jadiya-. A diferencia de la gente joven, él no sucumbió a la lujuria y los deseos carnales. Esto muestra de manera clara que sus siguientes matri­monios, los cuales tuvieron lugar después de que cumpliera 50 años, una edad en la que el deseo decrece, fueron llevados a cabo para obje­tivos específicos.
Resumiendo, como los demás Profetas, el Mensajero de Allah no tiene ningún defecto y es inocente de todo lo que le acusan. Tampoco se puede dudar de su infalibilidad.

[1] Bujari, “Anbiya” 21:19; Ibn Hanbal, 2:96,332.
[2] Qurtubi, “Tafsir” 8:31; Ibn Hanbal, 1:383.
[3] No pudo hacerles revelar sus motivos verdaderos. Es por eso que los hipócritas, aparentemente musulmanes pero incrédulos por dentro, son tratados como musulmanes en una sociedad musulmana. Había mucha gente en Medina durante los tiempos del Profeta. El Profeta nunca reveló sus identidades. [4] Qurtubi, 8:98-99; Fakhr al-Razi, Mafatih al-Ghayb, 16:73-74.
[5] Said Nursi, Epitomes of Light (Mathnawi al-nuriya) (Izmir, Kaynak:1999),II,.
[6] Abu David, “Diyat” 70; Tirmizi, “Diyat” 17.[7] Ibn Hanbal, 411