El Corán expone que Moisés al recibir la orden de ir al Faraón, suplicó: Señor mío, abre mi pecho, haz fácil mi misión y desata el nudo de mi lengua para que puedan comprender lo que digo (20:25-28). Algunos comentaristas, influidos por fuentes israelitas y la errónea interpretación de la súplica de Moisés, han afirmado que él tenía un defecto en el habla. Ellos dicen que él joven Moisés una vez tiró de la barba del Faraón. Enfadado, el Faraón quiso que lo mataran. Pero su esposa, tratando de salvar al niño le pidió al Faraón que le pusiera a prueba para discernir si él merecía ser juzgado o si se decidía en su favor. Trajeron en una cazuela algunos rescoldos y ascuas. Moisés puso dichos rescoldos en su boca, para probar su inocencia, lo que le provocó un tartamudeo permanente. De este modo, según estas interpretaciones, Moisés pidió a Allah que le quitara el tartamudeo.
Una historia inventada no puede servir como base para interpretar un versículo coránico. Si Moisés hubiera tenido tal defecto en el habla, debería haber rezado por “el nudo”-no por un nudo-para que fuera soltado. Lo que Moisés preguntaba era una mayor capacidad de pronunciar el Mensaje de Allah en presencia del Faraón, ya que él no era tan elocuente como su hermano Aarón (28:34; Éxodo 4:10).
En conclusión, todos los Profetas eran perfectos tanto física como mentalmente. Sin tener en cuenta que los otros podrían reclamar, no hay nada en sus vidas puedan sugerir hasta el más leve defecto. Sin embargo, algunos de ellos pueden ser superiores que otros en algunos aspectos: Así son los mensajeros. Hemos favorecido a unos sobre otros: Hubo algunos a los que Allah les habló y a otros los elevó en grados (2:253). El profeta Muhammad es superior a todos ellos en virtud de ser el último Profeta enviado tanto a la humanidad como a los genios. Su misión no fue dirigida a un grupo reducido de gente o a un período limitado establecido de tiempo; más bien, fue dirigido a toda la gente y permanecerá válido hasta el fin de los tiempos.
Una historia inventada no puede servir como base para interpretar un versículo coránico. Si Moisés hubiera tenido tal defecto en el habla, debería haber rezado por “el nudo”-no por un nudo-para que fuera soltado. Lo que Moisés preguntaba era una mayor capacidad de pronunciar el Mensaje de Allah en presencia del Faraón, ya que él no era tan elocuente como su hermano Aarón (28:34; Éxodo 4:10).
En conclusión, todos los Profetas eran perfectos tanto física como mentalmente. Sin tener en cuenta que los otros podrían reclamar, no hay nada en sus vidas puedan sugerir hasta el más leve defecto. Sin embargo, algunos de ellos pueden ser superiores que otros en algunos aspectos: Así son los mensajeros. Hemos favorecido a unos sobre otros: Hubo algunos a los que Allah les habló y a otros los elevó en grados (2:253). El profeta Muhammad es superior a todos ellos en virtud de ser el último Profeta enviado tanto a la humanidad como a los genios. Su misión no fue dirigida a un grupo reducido de gente o a un período limitado establecido de tiempo; más bien, fue dirigido a toda la gente y permanecerá válido hasta el fin de los tiempos.
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