domingo, 2 de diciembre de 2007

La atmósfera educacional

Considerad el versículo siguiente:
Es Él Quien ha enviado a los iletrados un Mensajero surgido de entre ellos que les recita Sus versículos, los purifica y les enseña la Escritura y la Sabiduría aunque antes habían estado en manifiesto error (62:2).
Algunas de estas palabras son muy interesantes. Allah es nombrado en tercera persona porque los árabes, en su ignorancia, primitivismo y salvajismo no Lo conocían. Como no existía un “Él” en las mentes de estos ignorantes, Allah primero enfatiza la oscuridad de su naturaleza, la gran distancia que hay hasta Él e indica que no pueden ser guiados directamente por Él mismo.
Allah los llama “iletrados”. Ellos no eran del todo iletrados pero no tenían conocimiento alguno acerca de Allah y el Mensajero. Allah, por Su Poder infinito, envió a esa insignificante comunidad un Mensajero con una gran fuerza de voluntad, la naturaleza más sublime, la más profunda y más alta espiritualidad e integridad y por medio de él los instruyó en el camino a seguir para que algún día llegaran a convertirse en personas dotadas de gran inteligencia que gobernarían la humanidad.
La palabra “entre” demuestra que el Mensajero era uno de ellos, pero sólo en el sentido de ser iletrado. Siendo elegido por Allah, no podía pertenecer a la Época de la Ignorancia (la Arabia pre-islámica). Sin embargo, tenía que ser iletrado para que el Todopoderoso le enseñara todo lo que necesitaba saber. Allah lo iba a alejar de su gente, educarlo y convertirlo en un maestro para todas las personas incultas.
Las expresiones utilizadas por él al recitarles Sus versículos y purificarles señalan que Él les enseña los significados del Corán y de la creación de manera paulatina, y les informa sobre cómo llegar a ser unos seres humanos perfectos esforzándose para alcanzar la perfección espiritual. Él los guía hacia altos rangos de espiritualidad explicándoles el Corán y el universo y demostrándoles al detalle cómo llevar una vida equilibrada y ejemplar en todos sus aspectos.
La frase aunque antes estaban, evidentemente, extraviados indica que Allah los iba a purificar y educar a pesar de que estuvieran equivocados. Él realizó todo esto mediante un Mensajero iletrado y enseñándoles el Corán. A lo largo de la Historia e incluso hoy mismo, este Libro ha cubierto las necesidades intelectuales y espirituales de innumerables científicos brillantes, eruditos y santos.
Después del Profeta, la humanidad vio su bandera hondeando en todas partes durante siglos. Los que le siguen, tanto ahora como en el pasado, llegan al punto espiritual más alto en aras de santidad, piedad, rectitud, conocimiento y ciencia. Los que ascienden por el camino de la buena conducta, la espiritualidad, el conocimiento y la ciencia, tanto hoy como en el pasado, vieron en cada paso las “huellas” del Profeta Muhammad.
Van a hacer lo mismo otra vez en un futuro cercano. Todas estas supuestas ideas originales desaparecerán poco a poco como velas apagadas en un soplo dejando sólo un “sol” –el Corán– que nunca se pondrá. Su bandera será la única que va a hondear en el horizonte y cada generación va a correr hacia ella despojándose de las cadenas alrededor de sus cuellos.
El Islam guía todas las facultades humanas
Como queda explícito en el versículo arriba mencionado, el método de educación del Profeta no sólo purifica nuestra parte maligna sino que es universal en su naturaleza y alza los corazones, los espíritus, las mentes y las almas humanas hasta su nivel ideal.
Las verdades universales del Corán también exponen esa realidad. Además, el Mensaje toca todos los sentidos internos y externos, les hace a sus seguidores elevarse sobre alas de amor y compasión, y los lleva a sitios más allá de su imaginación. Su llamada universal abarca, además de las reglas de buena conducta y espiritualidad, todos los principios de la economía, las finanzas, la administración, la educación, la justicia y las leyes internacionales. Él abrió las puertas de las instituciones económicas, sociales, administrativas, militares, políticas y científicas a sus discípulos cuyas mentes y espíritus desarrolló para que se hicieran perfectos administradores, los mejores economistas, los políticos más correctos y victoriosos militares sin par.
Si hubiera existido alguna carencia en su enseñanza de la humanidad, el objetivo de su misión profética no se podría haber realizado del todo. Él dijo:
“Cada Profeta antes de mí construyó alguna parte de esta construcción maravillosa, pero había un hueco que necesitaba ser cerrado. Cada persona que pasa por ahí dice: “Tengo curiosidad por saber cuándo se acabará este edificio”. El que lo va a terminar soy yo. Después de mí, ya no habrá defecto alguno en esta casa[1]”.
El Corán afirma lo siguiente: Este día os he perfeccionado vuestra religión (5:3). En resumen, el Profeta reformó, terminó y perfeccionó los modos de vida que se habían vuelto deficientes o se habían apartado de la Voluntad de Allah.
Todos los Profetas anteriores fueron enviados a cierto número de personas y por un tiempo determinado. Sin embargo, como Allah eligió al Profeta Muhammad y al Islam para todos los tiempos y gentes, su religión es la perfección de Su favor universal sobre Su creación. Él creó el Islam de manera que complaciera a todo el mundo. Por eso, en vez de intentar encontrar un error en el Mensaje o en los principios transmitidos por el Mensajero, la gente debe buscar en esas verdades y principios la guía para diseñar sus vidas.
El Profeta era un hombre que convirtió a iletradas y salvajes personas en un ejército de bendecidos santos, ilustres educadores, invencibles comandantes, eminentes hombres de estado y loables luchadores de la más magnífica civilización.
La perfección de un educador depende de la grandeza de su ideal y de las dimensiones cuantitativas y cualitativas de sus oyentes estudiantes. Incluso antes de la muerte del Profeta los instructores y los guías espirituales que había enviado, viajaban de Egipto a Irán y del Yemen al Cáucaso para divulgar lo que habían aprendido de él. En los siglos siguientes, personas de diferentes tradiciones, convenciones y culturas (p.ej. los persas y los turanias, los chinos y los indios, los romanos, los abisinios y algunos otros europeos) abrazaron el Islam. La grandeza del educador también depende del mantenimiento de sus principios. Nadie puede negar que gente de todas partes del mundo haya aceptado el Islam y adoptara sus principios. Con la Voluntad y el Poder de Allah, la mayoría de la humanidad abrazará el Islam pronto.
Recuérdese que el Mensajero apareció entre personas salvajes y primitivas. Ellos tomaban alcohol, jugaban y se entregaban al adulterio sin vergüenza alguna. La prostitución era legal y los burdeles estaban señalados con una bandera especial. La indecencia había llegado a tal extremo que un hombre sentía vergüenza de llamarse hombre. La gente se peleaba constantemente entre sí y hasta entonces nadie había logrado unificarlos en una nación fuerte. Todo lo malo se podía encontrar en Arabia. Sin embargo, el Profeta erradicó esas maldades y las sustituyó por unos valores y virtudes profundamente arraigados gracias a los cuales su gente se convirtió en líderes y maestros del mundo civilizado.
Incluso hoy no podemos alcanzar su nivel. Esto ha sido reconocido por intelectuales occidentales tales como Isaac Taylor,[2] Robert Briffault, John Davenport, M. Pickhtal, P. Bayle y Lamartine.[3]
Allah crea cosas vivas de entidades inanimadas. Le da vida a la tierra y a la roca. El Profeta transformó “rocas, tierra, carbón y cobre” en “oro y diamantes”. Tan sólo considerad los casos de Abu Bakr, Omar, Osman, Ali, Jalid, Uqba ibn Nafi, Tariq ibn Ziyad, Abu Hanifa, el Imán Shafí, Bayazid al-Bistami, Muhyiddin ibn Arabi, Zahrawi y cientos de otros que fueron educados en su escuela. El Mensajero nunca permitió que las facultades humanas quedaran imperfectas. Él las desarrolló y sustituyó la debilidad por una competencia maravillosa. Como gran pensador que era, recordó:
Omar tenía el potencial de ser un gran hombre incluso antes de abrazar el Islam. Después de su conversión, se hizo un hombre poderoso y a la vez muy delicado que ni siquiera pisaba a una hormiga ni mataba a un saltamontes. Así, tal era su compasión, sensibilidad y entendimiento de justicia y administración que solía decir: ‘Si una oveja se cae al Tigris por culpa de un puente destruido, Allah me va a pedir cuentas por ello’.
Nosotros no podemos erradicar una costumbre tan arraigada como fumar a pesar de todas nuestras facilidades modernas y los casi diarios congresos y conferencias llevadas a cabo para combatirla. La ciencia médica dice que fumar causa cáncer de laringe, boca, esófago, tráquea y pulmones; a pesar de ello la gente insiste en fumar. Sin embargo, el Mensajero erradicó innumerables malas costumbres arraigadas y las sustituyó por unas virtudes y hábitos loables. Las personas que los veían solían decir: “Señor mío, sus seguidores son superiores incluso a los ángeles”. Cuando estas personas pasen por el Puente situado encima del Infierno difuminando su luz por todas partes, hasta los mismos ángeles se preguntarán sobrecogidos: “¿Son Profetas o ángeles? En realidad, no son ni lo uno ni lo otro sino gente educada de la nación del Profeta.
El Profeta Muhammad adoptaba una perspectiva holística sobre cada individuo. Tomaba todas sus capacidades mentales y espirituales y las perfeccionaba convirtiendo a su desdichada gente en un dechado de virtudes. Su sabiduría en la valoración de tales potenciales es otra prueba de su Profecía.

[1] Bujari, “Manaqib” 18; Muslim, “Fadail,” 20-23.
[2] Isaac Taylor, quien habló en el Congreso de Iglesias de Inglaterra, relata cómo el Islam cambia a las personas que lo aceptan:Las virtudes que el Islam inculca son la abstinencia de bebidas alcohólicas, el aseo, la castidad, la justicia, la fortaleza, el coraje, la benevolencia, la hospitalidad, la veracidad y la resignación...El Islam predica una hermandad práctica, igualdad social de todos los musulmanes. La esclavitud no es una parte del credo islámico. La poligamia es un asunto más complicado. Moisés no lo prohibió, fue practicado por David y no es algo directamente prohibido en el Nuevo Testamento. Muhammad limitó la práctica libre de la poligamia. Es una excepción más que una regla... (Abul-Fazl Ezzati, Introducción a la Historia de la divulgación del Islam, Londres)
[3] Sólo para dar un ejemplo, Lamartine pregunta:Filósofo, orador, apóstol, legislador, guerrero, conquistador de ideas, restaurador de dogmas racionales y de un culto sin imágenes; el fundador de veinte estados terrestre y de un estado espiritual, este es Muhammad. De acuerdo con los patrones por los cuales puede ser medida la grandeza humana, podemos preguntarnos: ¿Hay alguien más grande que él? (Historie de la Turquía, 2:276-77)

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