domingo, 2 de diciembre de 2007

El supuesto fallo de Abraham

Abraham comenzó su misión mediante un llamamiento a su padre Azar, el escultor local de ídolos, para que abandonara la idolatría y dirigirse hacia Allah, el Creador del Cielo y de la Tierra. Cuando su padre rehusó a hacer tal cosa, él lo abandonó, diciéndole que debería pedirle el perdón a Allah. Él mantuvo su promesa: Perdona a mi padre, porque él es uno de aquellos que caminan extraviados (26:86).
Algunos consideran esto un lapsus, porque después de todo su padre era un incrédulo. Sin embargo es difícil considerar esto como un error, porque Abraham fue un Profeta enviado por Allah para llamar a las personas hacia la verdad y la salvación. Como a todos los Profetas, le afligió mucho el no ver ningún servidor de Allah, a nadie que siguiera Su camino a la felicidad y salvación para ambos mundos. Podemos descubrir en los siguientes versos cuánto deseaba que su padre fuera guiado:
-También-menciona en el Libro-la historia de-Abraham: “Él fue un hombre de la verdad, un Profeta”. Él preguntó a su padre: “Padre mío, ¿por qué adoras aquello que no puede oír ni ver, aquello que no puede beneficiarte? A mi me ha llegado el conocimiento, el cual no te ha alcanzado a ti, así que sígueme. Yo te guiaré hacia lo justo. No sirvas a Satán, porque Satán es un rebelde en contra del Gran Misericordioso. Temo que sufras un castigo del Gran Misericordioso y así te conviertas en un amigo para Satán” (9:114).
Esa fue la tarea de Abraham, convocar personas para adorar a Allah, hacerles desistir de su rechazo obstinado. Aunque el Corán abiertamente manifestó que: Como a todos aquellos que no creen, les es igual si son o no advertidos, porque ellos no creerán (2:6), el Mensajero de Allah nunca se rendirá en sus advertencias hacia ellos. Además de llamar a su padre hacia la verdad, Abraham rezó por él hasta que, como se menciona en el Corán, se dio cuenta de que su padre era un enemigo de Allah. Cuando se convenció de este hecho, él mismo se desligó de su padre. Allah menciona esto, no como un fallo por parte de Abraham, sino como una virtud, diciendo: Porque Abraham fue el más bondadoso, de buen corazón, paciente (9:114).
Allah también menciona la excelente conducta de Abraham, como un ejemplo a seguir:
Ahí tenéis un excelente ejemplo-a seguir-en Abraham y aquellos que están con él. Ellos dijeron a su pueblo: “Nosotros somos libres de vosotros y lo que sea que adoréis además de Allah. Nosotros os hemos rechazado, y ha surgido enemistad y odio por siempre entre vosotros y nosotros, a menos que creáis en Allah como el Único”. Pero Abraham dijo a su padre: “Oraré para que os perdone, aún cuando no tengo el poder-para obtener-pediré por ti en el nombre de Allah. ¡Señor nuestro! En Ti hemos depositado nuestra confianza y a Ti volvemos con arrepentimiento; a Ti regresamos finalmente” (60:4).
Como se indica arriba, Abraham oró por el perdón de su padre porque él había prometido hacerlo (9:114) Cuando él vio que su padre persistía con determinación en su incredulidad, se desligó de él y no pidió más por su indulgencia.
Finalmente debe notarse aquí que algunos comentaristas Coránicos no consideran a Azar como al padre de Abraham. Aún cuando no es un defecto por parte de Abraham el haber nacido de un padre incrédulo, por que Allah Todopoderoso hace surgir lo vivo de lo muerto y lo muerto de lo vivo (3:27), el Corán usa siempre la palabra ab-la cual sumada con padre puede significar Tío, padrastro, padre adoptivo o abuelo-para Azar.
Aun cuando fue advertido de no buscar el perdón para Azar, el Corán menciona que en su vejez oró: Señor nuestro, perdóname a mí, a mis padres y a todos los creyentes en el día que el ajuste de cuentas sea establecido (14:41). En esta oración, él usa la palabra walid-el que lo engendró-para el padre. Es por lo tanto poco posible que Azar no fuera quien lo engendró. De acuerdo con la Biblia, el verdadero padre de Abraham fue Terah. Sin embargo, Allah es quien lo sabe mejor.
José. El Profeta José es exaltado en el Corán como un ejemplo de castidad. En su niñez, sus hermanos llenos de envidia lo arrojaron y abandonaron dentro de un pozo. Una caravana que pasaba lo encontró y más tarde lo vendió como esclavo a un alto oficial-probablemente ministro-de la corte del Faraón de Egipto. La Biblia le da el nombre de Potifar (Génesis 37:36)
José procedía de una familia de Profetas. Cuando alguien dijo al Mensajero de Allah que era un hombre noble, el Mensajero hizo referencia a este hecho diciendo: “El noble, hijo de un noble, quien es hijo de un noble, quien es a su vez hijo de otro noble. Este es José, hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, el amigo íntimo de Allah”[1] José era aún un niño cuando estaba en el pozo y Allah le reveló que el un día diría a sus hermanos la verdad sobre lo que ellos le habían hecho (12:15) Por lo tanto fue protegido de todo pecado desde el principio.
José, un hombre joven excepcionalmente bien parecido, rápidamente llamó la atención de la esposa de su maestro. Posteriormente ella se enamoró de él. En palabras de las damas de la ciudad capital, citadas por el Corán, José le inspiró un amor apasionado (12:30). Ella trató de seducirle, cerrando las puertas con llave e invitándolo a acercarse a ella. Pero José, habiéndole otorgado Allah el conocimiento, el sano juicio y el discernimiento, replicó inmediatamente: ¡Allah nos libre! Verda­de­ramente mi Señor me ha tratado honorablemente. Sin duda, los que hacen el mal nunca prosperarán (12:23).
José ha adquirido el rango de ihsan, el cual es descrito, por el Mensajero de Allah, como la capacidad del creyente para adorar a Allah, como si este estuviera justo frente a él o ella. En otras palabras, estar consciente de que Allah le está mirando. Él fue también alguien a quien Allah hizo sincero, puro de corazón y puro de intención. Por lo tanto es inconcebible que él hubiera traicionado la bendición de Allah por haber caído en la tentación. Si él hubiera dado tan sólo un paso en aquella dirección, se habría convertido en uno de aquellos que obran mal, si es que acaso él hubiera violado la confianza de su maestro.
Mientras se narra el resto de la historia, el Corán dice:
Ciertamente, ella ardía en su interior por él y él se quemaba internamente por ella, hasta que él vio la evidencia de su Señor: Fue así para apartar de él el mal y la indecencia. En verdad es uno de Nuestros siervos elegidos (12:24).
Desafortunadamente, la oración traducida aquí como: ella ardía en su interior por él; y él se quemaba internamente por ella, hasta que él vio la evidencia de su Señor, ha sido mal entendida por algunos comentaristas del Corán para explicar que “ella lo deseaba y que fue atraída hacia él; y él la deseaba y fue atraída hacia ella, pero sólo hasta el punto en el que él vio la evidencia de su Señor y se detuvo”. Algunos embellecieron la evidencia de su Señor con elevados atributos: como Jacob, que aparece con su mano en sus labios y que salva a su hijo de un pecado grave.
Más que un malentendido, esto es una difamación contra un profeta que fue honrado y presentado por Allah como: “el modelo más excelente de Castidad”, y por el Mensajero de Allah como el más noble de todos. Para terminar con tales dudas, analizaremos hamma, la cuál hemos traducido literalmente como “arder internamente” porque esta palabra ha confundido a algunos comentaristas.
Hamma significa literalmente “sufrir, quemarse, confundirse internamente y ser consumido por la pasión y el deseo”. Hay un principio en las ciencias de la morfología y de la semántica, que se prefiere al primer y más común significado de una palabra, a menos que una inconsistencia o una disensión aparezcan en el contexto. Este principio, junto con otros dos principios que se explicarán más tarde, hacen imposible tomar hamma en su primer significado:
Primero: José y la mujer de su maestro procedían de mundos distintos con respecto a sus creencias, ambiciones, caracteres y modos de vida. Por lo tanto, cada uno tenía su propio sufrimiento y ansiedad, además de ser movidos por ambiciones totalmente distintas.
Segundo: El versículo que contiene la palabra hamma es una explicación acerca de la virtud de la creencia y de la sinceridad que tienen el favor y la protección especial de Allah. No es simplemente parte de la historia. También hay que puntualizar que hay algunas pausas después de cada frase, que demuestra que estos no forman una cadena de acontecimientos sino que expresan tres realidades diferentes. En este caso, el significado preciso del verso es el siguiente:
Ella estaba ardiendo en su interior debido al amor que sentía por José. Este amor le causó un gran problema; su castidad, buen carácter y buena reputación podrían haber sido dañadas. Tenía que evitar esa situación. En esta disyuntiva, la evidencia de Allah-Su protección o algo más-le ayudaron y alejaron todo mal de él, porque Allah ya lo había hecho uno de Sus sinceros y puros siervos. Él no era mujlis-purificado o sincero gracias a su auto-disciplina y estudios espirituales-sino que era mujlas–alguien dotado de sinceridad y pureza por Allah-.
Además, el verbo hamma en este contexto no indica el comienzo de una acción, porque leímos en el versículo anterior que ella ya había empezado dicha acción: ella cerró la puerta y le dijo: Ven aquí (12:23). Pero José se negó. Así que decir que hamma significa “dirigirse a hacer algo” se contradice con el versículo anterior tanto para José como para la mujer así como en el versículo siguiente: Ambos corrieron hacia la puerta y entonces ella le rasgó la túnica por detrás (12:25). Es evidente que José corrió hacia la puerta para huir y ella al agarrarle, le rasgó la túnica por detrás.
Sin embargo, algunos sugieren que ella deseó a José y quizá él también podría haberla deseado si no fuera por las advertencias de su Señor. Pero como había sido protegido contra el pecado desde un principio, no experimentaría pasión alguna por ella. En ambos casos, él no sintió nada por ella ni se dirigió a su presencia. Como los otros Profetas, José era infalible.
Muhammad. El Mensajero de Allah es superior a todos los demás Profetas. Esto no podría ser de otra manera, ya que él fue enviado como misericordia a todos los mundos. La religión transmitida por él incluye todos los principios esenciales de las religiones reveladas anteriormente y además todo lo necesario para afrontar los problemas de la humanidad hasta el Último Día. Por el contrario, los Profetas anteriores tan sólo fueron enviados a ciertas personas en concreto y por un período limitado de tiempo.
El Profeta Muhammad, en las palabras de Busiri: “...es el sol de las virtudes y en comparación con él los otros profetas son tan sólo estrellas que difunden luz a las personas en la noche”. Cuando el sol sale, la luna y las estrellas desaparecen ante su fulgor. Asimismo, cuando el “Sol de la Profecía”, el Profeta Muhammad apareció para iluminar todo el universo, la luz de las estrellas se hizo innecesaria. Como sus predecesores, el Profeta Muhammad era infalible. Leemos en el Corán y también en los libros de historia que aunque sus enemigos le calumniaron cruelmente, nunca tuvieron dudas sobre su honestidad y su infalibilidad.
Dijeron que estaba “loco”-él amaba locamente a Allah y deseaba de esta misma manera que su gente fuera guiada. Por eso estaba “loco”, no en el sentido de enajenación. Ellos dijeron que era un “mago” que convencía a todos-convencía a la gente por medio de su personalidad, además de emplear el Islam y el Corán, ambos adquiridos de Allah-. Pero él no era un mago. También dijeron que era un “adivino”-hizo miles de predicciones, muchas de ellas ya se han realizado y las otras esperan a ser cumplidas. Pero él no era un adivino.
Como en las expresiones coránicas ya discutidas que aparentemente, parecen poner en duda la infalibilidad de algunos Profetas, hay varias advertencias en el Corán en cuanto a algunos actos del Mensajero de Allah. Sin embargo, antes de analizarlos, debemos recordar que los Profetas, como grandes juristas, también ejercieron su criterio personal sin ningún fallo explícito o implícito acerca de la materia que en cuestión había sido revelada.
Tal como las mujeres del Profeta no son iguales a otras mujeres musulmanas en tanto en cuanto a la recompensa y al castigo Divino (ver 33:30-32), Allah no trata a los Profetas como lo hace con otros creyentes. Por ejemplo, Él los reprendió cuando ellos bebieron el agua de Zamzam-un pozo de agua en La Meca-en lugar de beber el agua Kavsar-una fuente en el Paraíso-. Tales advertencias no deberían ser consideradas nunca como el resultado del pecado. Además, estas advertencias por lo general son elogios realmente Divinos que muestran la grandeza de los Profetas y su proximidad a Allah.
• El Mensajero de Allah y los presos capturados durante la Batalla de Badr
La pequeña comunidad Musulmana de La Meca fue sometida a las torturas más brutales. Sus miembros las aguantaban con paciencia y nunca pensaron en la venganza, ya que el Corán ordenó al Mensajero de Allah llamar a los incrédulos con gran sabiduría y buena predicación, a combatir el mal con el bien y perdonar sus faltas y actos impuros. Cuando los musulmanes emigraron a Medina para vivir según los principios Islámicos, lo dejaron todo. Sin embargo, siguieron siendo acosados en Medina tanto por politeístas de La Meca como por un nuevo grupo: las tribus judías de Medina. Además, aunque los Ayudantes de buen grado compartían todas sus posesiones con los Emigrantes, todos los musulmanes experimentaron la privación. En tales circunstancias difíciles y dado que habían estado equivocados, Allah les permitió resistir el ataque enemigo. Esto fue justo antes de la Batalla de Badr.
Esta batalla fue la primera confrontación militar de los musul­ma­nes contra fuerzas enemigas. Aunque superados en número, los creyentes obtuvieron una gran victoria. Hasta entonces, si no aceptamos las opiniones de algunos comentaristas del Corán que informan de que la Sura Muhammad, que contiene normativas del trato de prisio­neros de guerra, fue revelada antes de la Sura al-Anfal, ningún mandamiento Divino había sido revelado antes sobre cómo tratar a los cautivos. Los musulmanes no sabían si ellos tenían que matar a los sol­da­dos enemigos o tomarlos como prisioneros. A Sad ibn Muaz, por ejemplo, no le agradó ver a los musulmanes tomar prisioneros; él estaba a favor de matarlos en la primera confrontación.
Después del combate, el Profeta consultó con sus Compañeros, como siempre hacía donde no había ninguna Revelación específica, acerca de cómo tratar a los presos. Abu Bakr dijo: “¡Oh Mensajero de Allah!, ellos son tu gente. Aunque ellos te hicieron mal a ti y a los creyentes, tú ganarás sus corazones y guiaras su camino si los perdonas y los complaces”.
Omar tenía una idea diferente. Él dijo: “¡Oh Mensajero de Allah!, estos presos son las figuras principales de La Meca. Si los matamos, la incredulidad no será tan fuerte como para que siga luchando contra nosotros. Entrega cada prisionero a su pariente musulmán. Permite que Ali mate a su hermano Aqil. Deja a Abu Bakr que mate a su hijo Abd al-Rahman. Déjame matar a mis parientes y así sucesivamente”.
El Mensajero de Allah se dirigió a Abu Bakr y dijo: “Tú eres como Abraham que dijo: ¡Señor mío! Es cierto que ellos extravían a muchos hombres. Quien me siga será de los míos pero quien me desobedezca...Realmente Tú eres el Clemente, el Compasivo (14:36). Y también eres como Jesús que dijo: Si los castigas...Son Tus siervos; y si los perdonas...Tú eres, ciertamente, el Poderoso, el Sabio” (5:118). Después se dirigió a Omar y dijo: “Tú eres como Noé que decía: ¡Señor mío! No dejes ni un sólo incrédulo en la Tierra (71:26). Y también eres como Moisés que dijo: ¡Señor nuestro! Destruye sus riquezas y endurece sus corazones, porque no van a creer hasta que no vean el castigo doloroso” (10:88). Y siguió el consejo de Abu Bakr.[2]
Cada Profeta fue enviado para guiar a la gente hacia el camino de Allah y la misión de cada uno estaba basada en la piedad. Sin embargo, la piedad a veces requiere, como en el caso de Noé y Moisés, amputar una extremidad para salvar la vida. El Islam, siendo el camino intermedio del equilibrio absoluto entre todos los extremos temporales y espirituales y conteniendo los senderos de todos los Profetas anteriores, proporciona alternativas a cada situación.
Antes de la batalla de Badr, los musulmanes estaban débiles, mientras que sus enemigos eran fuertes, formidables y muy organizados en cuanto a medios materiales se refiere. Así, las condiciones pudieron haber requerido que no es propio de un profeta tomar prisioneros antes de haber combatido con insistencia en la tierra (8:67), ya que ellos luchaban por la causa de Allah, sin ningún objetivo mundano. Sin embargo, Allah el Omnipotente ya había decretado que el rescate y el botín de guerra fueran lícitos para los musulmanes. Los corazones puros del Profeta y Abu Bakr deben haber sentido que Allah permitiría que ellos tomaran prisioneros para pedir un rescate y botín de guerra. Por lo tanto, liberaron a los presos a cambio de algún rescate antes de que los versos concernientes fueran revelados:
De no haber sido por un decreto previo de Allah, os habría alcanzado un gran castigo por lo que hubierais tomado. Sin embargo, beneficiaros de lo que hayáis obtenido como botín de guerra que sea lícito y bueno; temed a Allah (8:68-69).
Esto se menciona de manera más explícita en otro versículo:
Y cuando tengáis un enfrentamiento con los incrédulos, gol­peadles en la nuca; y una vez los hayáis dejado fuera de combate, apretad las ligaduras y luego, liberadlos con benevolencia o pedid un rescate (47:4).
Para concluir, los musulmanes no desobedecieron los Mandamientos Divinos que ya habían sido revelados, así que no los infringieron, ya que fue una decisión tomada después de consultar.
• El hecho de eximir a los Hipócritas de la expedición de Tabuk por parte del Profeta
La expedición de Tabuk tuvo lugar en el noveno año después de la hégira durante el verano, cuando el calor de Arabia era más intenso. Los soldados fueron enviados a enfrentarse en aquel momento contra Bizancio, una de las dos superpotencias de la zona. En contra de su costumbre, el Mensajero de Allah anunció el objetivo de la expedición. Algunas personas pidieron ser dispensadas y el Mensajero de Allah perdonó a aquellos cuyas excusas consideró como justificables. Él no comprobó si decían la verdad, como musulmanes, los juzgó según sus signos externos y la afirmación de fe.[3]
Además, cuando Allah revela los defectos de la gente, Su Mensajero nunca reprochó a la gente directa o individualmente estos defectos. Cuando distinguía un defecto en un individuo o una falta común en su comunidad, subía el púlpito y daba una advertencia general. Nunca mencionaba ningún nombre.
Muchos hipócritas ofrecieron falsas excusas. A pesar de esto, el Mensajero de Allah aceptó sus pretextos. En este caso: ¡Que Allah te disculpe! ¿Por qué les distes dispensa antes de que se te hiciera claro quiénes eran los sinceros y antes de saber quiénes eran los que mentían? (9:43) fue revelado.
Aunque algunos eruditos sostuvieron que Allah reprochara a Su Mensajero de eximir a los Hipócritas, lo cierto es que fue al contrario. El Imán Fakhr al-Din al-Razi y muchos otros, entre quienes están los lingüistas también, han indicado correctamente que ¡que Allah te perdone! es una exclamación,-como ¡Allah te bendiga!-. De este modo, el sentido verdadero de la expresión es ¡Allah te conceda gracia! Como fue explicado anteriormente, no es necesario para un pecado existir antes de que el perdón sea concedido. Por ejemplo, como vimos en los versos 4:99, 5:3 y 4:43, el perdón puede ser yuxtapuesto con la gracia, ya que sus sentidos son estrechamente ligados.[4]
Además, el Mensajero de Allah fue motivado por la amabilidad así como la política: amabilidad porque, en la urgencia del momento, no deseó rechazar aquellos que tenían verdaderas excusas; y la política, porque aquellos que estaban allí solamente por obligación serían una carga y una fuente de desorden. Esto está declarado manifiestamente:
Si hubieran salido con vosotros, no habrían hecho sino añadir confusión, se hubieran precipitado en difundir rumores entre vosotros buscando la discordia y algunos les habrían escuchado. Allah conoce a los injustos (9:47).
El Mensajero de Allah sabía quienes eran los Hipócritas: Y de hecho los reconocerás por el tono de sus palabras (47:30). Además, Allah no deseaba que ellos estuvieran en la lucha:
Si hubieran querido salir, se habrían preparado para ello. Pero a Allah le desagradó enviarlos y los detuvo; y se les dijo: ¡Permaneced con los que se quedan! (9:46)
En consecuencia el verdadero sentido del versículo que estámos tratando es este: ¡Allah te conceda gracia! Si tú no los hubieras perdonado cuando ellos lo pidieron, los Hipócritas habrían sido distinguidos claramente de los verdaderos. Como podemos ver, el Profeta no está siendo reprendido; más bien, el verso expresa un elogio Divino y el afecto hacia él.
• Sura al-Abasa (Frunció el ceño)
La misión profética no es un trabajo que cualquiera puede hacer. Cada persona tiene dos aspectos: uno divino y otro terrenal. Sin embargo Nosotros, formados de polvo y creados de una humilde gota de “agua”, hemos sido distinguidos con el aliento de Allah. Por consecuencia, podemos elevarnos a rangos infinitamente altos y también descender a niveles bajos. Todos los Profetas pertenecían a los más altos rangos. Allah los eligió y los dotó con todas las virtudes loables y el grado más alto grado de facultades intelectuales y espirituales.
Para alcanzar a vislumbrar la grandeza del Mensajero de Allah deberíamos considerar cómo, por voluntad y Poder de Allah, transformó a gente salvaje y atrasada del desierto en fundadores de la más magnífica civilización de la historia de la humanidad. Además la recompensa de los hechos de cada creyente, desde los tiempos del Profeta hasta el Juicio Final, es añadida a la recompensa del Profeta, que hace que él crezca en espíritu incesantemente.
A pesar de esto, algunos comentarios clásicos del Corán y otros por el estilo contienen aseveraciones basadas en préstamos o anécdotas no fiables incompatibles con el hecho profético. Lo más grave es que en el mismo mundo musulmán, “inve­stigadores” bajo la influencia de orientalistas o tentaciones terrenales, han sido menos que respetuo­sos hacia el hecho profético, el Mensajero de Allah y la Sunna. Engañados en el error de “la reflexión del sol para el sol mismo”, se consideran libres de criticar al Profeta y su Sunna. Uno de sus pretextos son los versos iniciales de Surat al-Abasa:
Frunció el ceño y se apartó porque el ciego vino hacia él. ¿Pero quién sabe?, a lo mejor se purificaría con tu consejo o se beneficiaría de tu advertencia. Al que se considera autosuficiente, le dedicas atención; cuando no es respon­sa­bilidad tuya que se purifique. Mientras quien venga a ti con afán y es temeroso (de su Señor) te despreocupas de él (80:1-10).
De acuerdo con lo que algunos comentaristas del Corán han escrito, el Mensajero de Allah una vez que estaba atareado en plena dedicación a la transmisión del Mensaje a los líderes paganos de Coraich fue interrumpido por un ciego. Este hombre, Abdallah ibn Umm Maktum, era tan pobre que nadie solía tenerlo en cuenta. Él deseó beneficiarse de la enseñanza del Mensajero de Allah, pero a éste le disgustó la interrupción y se impacientó. Y por eso, los versos siguientes fueron revelados para reprochar al Profeta.
Sin embargo, esta historia es discutible por varias razones:
-La narración del acontecimiento y sus participantes no son los mismos en todos los libros de Tradición, dignos de confianza así como en algunos comentarios coránicos. En total, varios relatos mencionan a siete personas además de Ibn Umm Maktum.
-Varios versos explican cómo los Profetas anteriores se comportaron con los pobres. Es inconcebible para un Profeta que siempre aconsejaba a sus seguidores que estuvieran con la gente pobre, fruncir el ceño o darle la espalda a un pobre ciego, el cual había venido tan sólo para escucharle.
-El Corán da gran importancia a cómo un creyente se comporta en la presencia del Mensajero de Allah. Por ejemplo, no deben “marcharse sin pedir su permiso cuando están con él”. No pueden entrar en su casa sin permiso, sus buenas acciones se perderán si elevan sus voces sobre la de él y serán castigados en el Infierno si le maltratan. Considerando esto, Ibn Umm Maktum debería haber sido reprendido por interrumpir al Mensajero de Allah.
-Ibn Umm Maktum era el hijo del tío de Jadiya y uno de aquellos que aceptaron el Islam en sus tempranos días. Él tenía una posición notable en el Islam. El Mensajero de Allah le delegó el gobierno de Medina dos veces mientras él estaba en campañas militares. De este modo, a pesar de su ceguera, él no debía haber sido tan grosero al interrumpir al Mensajero de Allah mientras éste invitaba a los líderes del Coraich a la verdad. Él era ciego, pero no sordo.
-La reprimenda contenida en dichos versos relevantes es dema­siado severa para proceder del Profeta. Los verbos “fruncir el ceño” y “darle la espalda” no son utilizados nunca en el Corán mencionando un Profeta; de hecho, estas palabras ni siquiera se usan para los creyentes comunes. En este versículo, los verbos son usados en tercera persona, forma singular. En ausencia del Profeta, este significa el desacato y el envilecimiento. También, las expresiones siguientes son del tipo usado para los líderes de los incrédulos. Por lo tanto, es inconcebible que el objetivo de esta reprimenda sea el Profeta.
-Los comentaristas coránicos que mencionan este incidente añaden que siempre que el Mensajero de Allah veía a Ibn Umm Maktum después le decía: “La paz sea contigo, ¡Oh Tú por quien mi Señor me reprendió!”. Esta adición no se encuentra en los libros confiables relativos a la tradición.
-El Mensajero de Allah era muy bondadoso y daba todo lo que tenía para orientar a su gente. El Corán indica: Os llegó un Profeta de entre vosotros el que no quiere que sufráis ningún mal, se preocupa por vosotros y con los creyentes es benévolo y compasivo (9:128).
Después de todas estas explicaciones, preferimos dejar la verdad del asunto a Allah que es el Omnisciente.
• La oferta hecha por la tribu Thaqif
Antes de entrar en el Islam, la tribu Thaqif trató de conseguir algunas concesiones del Profeta, incluso algunas dispensas de varios deberes religiosos-¡como si el Mensajero estuviera autori­zado a hacer algo así! Incluso un musulmán común nunca pensaría en tal petición, imaginad la reacción del Profeta. Los versículos revelados acerca de este incidente dicen:
A punto han estado los que asocian ídolos a Allah de desviarte de lo que te hemos inspirado para que inventaras acerca de Nosotros otra cosa distinta a ello. Y entonces sí que te habrían tomado por amigo fiel. De no haber sido por la firmeza que te dimos no hubiera faltado mucho para que te hubieras inclinado un poco hacia ellos. Y en ese caso te habríamos hecho probar el doble (castigo) en la vida y el doble en la muerte y después no habrías encontrado quien te auxiliara de Nosotros (17:73-75).
Primero, el Mensajero de Allah es el destinatario directo y receptor único de la Revelación Divina. Por eso, Allah dirige directamente a él las órdenes colectivas e individuales, prohibiciones y responsa­bili­dades. Eso no significa que el Mensajero de Allah a veces ignoraba lo que le decían que hiciera. Siendo la perso­nifi­ca­ción, el representante y el predicador del Islam, así como el más excelso ejemplo, el Mensajero de Allah los practicó de la manera más estricta y experimentó “la historia completa del Islam” en pequeña medida.
Allah le utilizó a él, a su tiempo y a sus Compañeros como un modelo según el cual sería formada la futura expansión del Islam. Él funcionó como una semilla de la cual todas las futuras civilizaciones islámicas, los movimientos y las ciencias-el árbol universal del Islam-crecerían. Por esta razón, tales versos no deberían ser tomados en cuanta nunca para sugerir que el Mensajero de Allah fuera reprochado por hacer algo malo. Esa persona bendita, el Amado de Allah y para cuyo bien Allah creó todos los mundos, está absolutamente libre de defectos, faltas y deficiencias.
El Mensajero de Allah estaba sumamente ansioso por orientar a toda la gente. Para entender al menos sobre su amor y afecto por la humanidad y existencia en general, reflexionad sobre lo que un erudito contemporáneo musulmán dijo acerca de su ansia por la orientación y bienestar de su nación:
Yo no supe nada acerca de los placeres mundanos en mi vida de más de ochenta años. Toda mi vida ha transcurrido en los campos de batalla y en varios otros lugares de sufrimiento. No hubo ningún tormento que no haya probado y ninguna opresión que no haya sufrido. No siento cariño por el Paraíso, ni temo al Infierno. Si atestiguo que la fe de mi nación-es decir todos los pueblos musulmanes-ha sido asegurada, no tendré ninguna objeción a ser quemado en las llamas de Infierno, ya que mi corazón se convertirá en jardín de rosa mientras mi cuerpo está siendo quemado.[5]
Allah le dijo a Su Mensajero, consolándole ante la incredulidad persistente: Tal vez te vayas a consumir de pena en pos de ellos si no creen en este mensaje (18:6).
Habiendo visto el ansia del Mensajero de Allah por dirigir a la gente, los líderes Thaqifi trataron de extraer concesiones especiales. Hasta añadieron que si los otros se opusieran, él podría perdonarlos con la mentira de que su Señor se lo había ordenado hacer así. Desde un punto de vista puramente humano, se puede considerar como políticamente correcto hacer una pequeña concesión para alcanzar el objetivo de una gran misión. Pero el Mensajero no era el creador del Islam; su única responsabilidad era transmitirlo. La religión pertenece a Allah. Los versos en cuestión enfatizan este punto.
• Su matrimonio con Zaynab
Durante el período pre-islámico, e incluso hoy, la esclavitud cultural, económica y espiritual estaba extendida. El Islam vino para destruir tal esclavitud y procuró solucionar este problema social y psicológico por etapas. Ya que la esclavitud tiene un aspecto profundamente psicológico, su abolición repentina podría haber causado condiciones aún más difíciles. Por ejemplo, cuando Lincoln abolió la esclavitud en los Estados Unidos, la mayor parte de los esclavos tuvieron que regresar junto a sus dueños porque su capacidad de asumir responsabilidades, elegir y manejar sus asuntos como gente libre, se les había sido retirada o se había hecho asesinar a sus líderes.
El Islam, como primer paso, estableció rectos principios sobre la forma de tratar a los esclavos como se puede ver claramente en el hadiz siguiente: Los que matan a sus esclavos, serán matados. Los que encarcelan y privan de comida a sus esclavos serán encarcelados y privados de comida. Los que castran a sus esclavos serán castrados,[6] y Los árabes no son superiores a los no árabes; y los no árabes no son superiores que los árabes. La gente blanca no es superior a la gente de color; la gente de color no es superior a la gente blanca. La superioridad está sólo en honradez y miedo a Allah.[7]
Como segundo paso, el Islam permitió que los esclavos se dieran cuenta de su conocimiento humano e identidad. Los educó según los valores islámicos, e implantó en ellos un amor de libertad. Hasta el día de su emancipación, fueron totalmente proveídos de conocimientos para llegar a ser miembros útiles de la comunidad, como agricultores, artesanos, profesores, eruditos, comandantes, gobernadores, ministros y hasta primer ministros.
Otra práctica pre-islámica, que todavía existe en los códigos de derecho civil de muchos países contemporáneos, es permitir que los niños adoptados disfruten del mismo estatus legal que los niños naturales. Por consiguiente, un padre no podía casarse legalmente con la viuda de su hijo adoptivo o la esposa divorciada. Esta práctica tenía que ser abolida, porque ni la adopción ni cualquier otro método de declarar a alguien como hijo pueden crear una relación comparable entre los niños y sus padres naturales.
Zayd era un negro africano que había sido secuestrado y esclavizado cuando era niño. Jadiya, la primera esposa del Mensajero de Allah, lo había comprado en el mercado de esclavos de La Meca. Después de casarse con el Profeta, le entregó a Zayd en regalo. El Mensajero de Allah lo emancipó y le llamó “mi hijo”. Cuando los padres de Zayd finalmente lo localizaron y vinieron a La Meca para llevárselo de vuelta, él rechazó ir con ellos, diciendo que prefería quedarse con el Mensajero de Allah.
Para mostrar la igualdad entre la gente blanca y negra y demostrar que la superioridad a la rectitud y a una devoción a Allah y no a una posición mundana y baja, el Mensajero de Allah casó a Zayd con Zaynab bint Yahsh de la tribu Hashimite. Ella era una mujer musulmana muy fiel e intelectual y tenía un carácter noble. El Mensajero de Allah la conocía muy bien desde su infancia. Aunque su familia hubiera querido que ella se casase con el Mensajero de Allah, estuvieron de acuerdo en permitir que se casara con Zayd porque el Mensajero así lo deseaba.
Sin embargo, Zayd confesó que él era espiritualmente inferior a su esposa. Se dio cuenta, gracias a su intuición, que el sublime carácter de ella se adecuaba al requisito de ser la esposa de alguien superior a él. Muchas veces le pidió permiso al Mensajero de Allah para divorciarse de ella, pero cada vez el Mensajero le aconsejaba que permaneciera casado con ella. Sin embargo, Zayd concluyó que él no era adecuado para su esposa y finalmente se divorció de ella.
Después de eso, Allah le dijo a Su Mensajero que se casara él con ella, aunque esto violara las normas de su sociedad. Pero como este matrimonio había sido ordenado desde el Cielo, cedió a los designios de Allah y se casó con Zaynab:
De manera que cuando Zayd hubo terminado con lo que le unía ella te la concedimos como esposa para que los creyentes no tuvieran ningún impedimento en poder casarse con las mujeres de sus hijos adoptivos, siempre que éstos hubieran terminado lo que les unía a ellas. La orden de Allah debe ser realizada (33:37).
Aunque este matrimonio resultara muy difícil para el Mensajero, Allah lo hizo para abolir una costumbre equivocada y establecer nuevas leyes y costumbres. El Mensajero siempre era el primero en practicar la ley o la regla para que sea establecida y obedecida, de modo que esto tuviera bastante influencia sobre los demás. Su matrimonio con Zaynab fue uno de los mandamientos más difíciles que él tuvo que realizar. Por eso su esposa Aisha comentó: “Si el Mensajero de Allah se inclinara a suprimir algo de lo que le fue revelado, habría suprimido seguramente este verso”.
Como era de esperar, los enemigos del Islam y los Hipócritas difa­maron al Mensajero de Allah. Aunque algunas de sus acusaciones hayan sido realizadas mediante varios comentarios coránicos, nunca ninguna de esas acusaciones o difamaciones han afectado-o afectarán-su castidad y su personalidad pura. Todos los eruditos convienen en afirmar que él vivió felizmente con Jadiya, una viuda 15 años mayor que él, sin que se sepa ningún comportamiento incorrecto por parte de ambos durante su matrimonio de 25 años-que terminó con la muerte de Jadiya-. A diferencia de la gente joven, él no sucumbió a la lujuria y los deseos carnales. Esto muestra de manera clara que sus siguientes matri­monios, los cuales tuvieron lugar después de que cumpliera 50 años, una edad en la que el deseo decrece, fueron llevados a cabo para obje­tivos específicos.
Resumiendo, como los demás Profetas, el Mensajero de Allah no tiene ningún defecto y es inocente de todo lo que le acusan. Tampoco se puede dudar de su infalibilidad.

[1] Bujari, “Anbiya” 21:19; Ibn Hanbal, 2:96,332.
[2] Qurtubi, “Tafsir” 8:31; Ibn Hanbal, 1:383.
[3] No pudo hacerles revelar sus motivos verdaderos. Es por eso que los hipócritas, aparentemente musulmanes pero incrédulos por dentro, son tratados como musulmanes en una sociedad musulmana. Había mucha gente en Medina durante los tiempos del Profeta. El Profeta nunca reveló sus identidades. [4] Qurtubi, 8:98-99; Fakhr al-Razi, Mafatih al-Ghayb, 16:73-74.
[5] Said Nursi, Epitomes of Light (Mathnawi al-nuriya) (Izmir, Kaynak:1999),II,.
[6] Abu David, “Diyat” 70; Tirmizi, “Diyat” 17.[7] Ibn Hanbal, 411

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