domingo, 2 de diciembre de 2007

Las aflicciones de Job

Aunque esa característica es común en todos los Profetas, las historias falsas sobre Job y Moisés, prestadas de fuentes israelitas o incorrectas interpretaciones de los versos coránicos, fueron aclaradas por los comentaristas del Corán.
En un hadiz, el Mensajero de Allah dice: “Los Profetas experimentan los procesos más severos; las mayores desgracias los golpean. Entonces vienen otros creyentes; con más firmeza en su creencia, más grande su desgracia”. El Profeta Job es elogiado en el Corán como un siervo, excelente de Allah uno que nunca dio la espalda a su Señor (38:44). Como se puede deducir de los versículos coránicos y de lo mencionado en la Biblia, él sufrió de una enfermedad de piel, que le causó llagas dolorosas desde las plantas de sus pies hasta su cabeza (Job 2:7). Bajo la influencia de historias israelitas, algunos comentaristas coránicos han añadido que los gusanos vivieron en sus llagas, y un olor desagradable emanaba de estas heridas e hizo que la gente lo abandonara.
Estos añadidos son completamente infundados. Si la gente realmente lo hubiera abandonado, esto podría haberse debido a su pobreza posterior. Al principio, Job era un siervo rico y agradecido de Allah; más tarde, perdió su riqueza y a sus hijos. Como todo Profeta, no podía haber tenido un aspecto repulsivo o asqueroso, con su cara exenta de llagas. Tampoco su cuerpo podría haber emitido un olor desagradable.
Al contrario de lo que dice la Biblia que él maldijo el día en el que nació (Job 3:1) y a Allah abiertamente (Job 7:20-21), y se afirmó el mismo superior a Allah, Job aguantó sus aflicciones muchos años sin ninguna objeción rezando: El mal me ha tocado pero Tú eres el más Misericordioso de los misericordiosos (21:83). Allah le respondió y apartó de él su aflicción y le devolvió a su familia y a los seres queridos (21:84).

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